Mitología griega y romana – Herramientas

Originalmente era un título de los cónsules romanos, pero posteriormente se utilizó para designar al magistrado al que se transfirió la administración de justicia en Roma cuando el cargo de cónsul, al que hasta entonces estaba vinculado este poder, se abrió a los comunes en el año 366 a.C. Al principio estaba reservado a los patricios, pero ya en el 337 se convirtió en un cargo plebeyo. El pretor era elegido en la comitia centuriata, presidida por uno de los cónsules, el mismo día y con los mismos auspicios que los cónsules, que entraban en funciones simultáneamente con él. Debido al aumento de los asuntos judiciales, en el año 242 se nombró un segundo pretor, al que se le transfirió el conocimiento de los casos entre ciudadanos y extranjeros (inter cives et peregrinos), y entre extranjeros (inter peregrinos), mientras que el otro decidía entre ciudadanos. Este último, que ocupaba el primer lugar, se llamaba praetor urbanus (pretor de la ciudad); el primero, praetor inter peregrinos, y (después de la época de Vespasiano) praetor peregrinus. Los pretores tenían sus respectivos departamentos determinados por sorteo después de su elección. Mientras que al pretor peregrino se le podía confiar también un mando militar, el pretor de la ciudad, debido a la importancia de su cargo, no podía ausentarse de Roma, en sentido estricto, más de diez días. Representaba a su colega ausente, y también a los cónsules en su ausencia, presidiendo, como máximo magistrado presente, los juegos públicos, velando por la seguridad de Roma, convocando la comitia centuriata, celebrando las levas militares, y cosas similares. Ya en el año 227 el número se incrementó en dos. A éstos se les confió la administración de Sicilia y Cerdeña. En 197 se añadieron otros dos para administrar las dos provincias de España. En 149, al establecerse las questiones perpetuae (q.v.), un tribunal penal permanente para ciertos delincuentes declarados, se introdujo la norma de que todo el cuerpo de pretores debía permanecer en Roma durante su año de mandato; los pretores urbanus e inter peregrinos tenían jurisdicción en los casos civiles, como hasta entonces, mientras que los otros presidían en las quoestiones, y debían instruir a los jurados sobre el caso ante el tribunal, y ejecutar la sentencia dictada. Una vez completado su año de mandato, todos procedían como proprcetores o procónsules a las provincias prcetorianas que les eran asignadas por sorteo. Como consecuencia de la multiplicación de los quoestiones y de las provincias, el número de preceptores fue elevado por Sula a ocho, por César a diez, catorce y dieciséis. Bajo el Imperio, el pretorio perdió su antigua importancia, ya que la jurisdicción civil del proetor urbanus y del peregrinus se transfirió en parte al proefectus urbi y al proefectus proetorio, mientras que la jurisdicción penal de los demás cesó con la decadencia gradual de los quoestiones, y los pretores sólo conservaron departamentos particulares de su poder judicial y su administración general. Su función más importante era la gestión de los juegos, algunos de los cuales ya habían sido asignados, en tiempos republicanos, al proetor urbanus. Una vez finalizado su año de mandato, iban como procónsules a las provincias senatoriales. Su elección fue transferida al Senado por Tiberio. Bajo la República, la edad reglamentaria para el cargo era de cuarenta años; bajo el Imperio, de treinta. Las insignias del pretor eran la toga proetexta, la sella curulis y, en las provincias, seis lictores; en Roma, probablemente dos. Al igual que el cónsul, tenía el honor de un triunfo abierto.