El pánico no siempre ha sido reconocido como una condición exclusivamente psiquiátrica. La investigación en esta área continuó a lo largo de ejes médicos y psicológicos separados hasta 1980, cuando el desarrollo de los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM)-III estableció el concepto general de trastorno de pánico. La prevalencia a lo largo de la vida del trastorno de pánico DSM-III y de los ataques de pánico repetidos, definida como la media de las estimaciones individuales de seis estudios, es del 2,7% y del 7,1% de la población general, respectivamente. Las mujeres tienen casi el doble de probabilidades que los hombres de sufrir un trastorno de pánico, y unas siete veces más de sufrir ataques de pánico repetidos. En general, el trastorno de pánico o los ataques de pánico se dan hasta en una de cada diez personas de la población general. La prevalencia del trastorno de pánico y de los ataques de pánico, su asociación con otras afecciones y su evolución temporal se han investigado en un estudio epidemiológico prospectivo realizado en Zúrich (Suiza), en el que se realizó un seguimiento de 591 individuos durante 15 años. La validez del trastorno de pánico y de los ataques de pánico como auténticos fenómenos psicológicos queda atestiguada por sus asociaciones positivas con una historia familiar de trastorno de pánico, un elevado riesgo de suicidio, un tratamiento a lo largo de la vida por trastornos psiquiátricos y, especialmente, un tratamiento con medicación prescrita y un sustancial deterioro laboral y social. Existe una fuerte comorbilidad entre los estados de pánico y otros trastornos psiquiátricos, como la depresión (depresión mayor, trastorno bipolar y depresión breve recurrente), la agorafobia, la fobia social, la fobia específica y la enfermedad obsesivo-compulsiva. Se observa un menor grado de comorbilidad con la dependencia del alcohol y del tabaco. Las condiciones comórbidas suelen preceder al pánico, excepto el abuso de alcohol, que suele ser secundario a los episodios de pánico. El pronóstico de los estados de pánico suele ser optimista, y la enfermedad crónica está presente en menos de la mitad de los afectados. Tanto el trastorno de pánico como los ataques de pánico repetidos son afecciones comunes, graves e incapacitantes. El diagnóstico y el tratamiento eficaces de los ataques de pánico repetidos y del trastorno de pánico tienen la misma importancia.