3. Discusión
La hinchazón como síntoma y la distensión abdominal como signo, son ambas quejas comunes de tipo funcional y son un reto para su manejo efectivo. Las causas de distensión abdominal están relacionadas con un aumento del volumen intraabdominal: ascitis, edema intestinal, hematoma, distensión intestinal o íleo. La hinchazón y la distensión pueden producir un malestar importante. La hinchazón y la distensión abdominal pueden ser producidas por diferentes mecanismos, a veces coincidiendo en el mismo individuo. Reconocer el mecanismo o mecanismos predominantes en un determinado paciente puede ayudar a planificar un tratamiento eficaz. Para evitar contratiempos, la distensión y la hinchazón orgánicas deben considerarse siempre en primer lugar y evaluarse adecuadamente. Lo ideal es un tratamiento de la distensión abdominal basado en el mecanismo, pero no siempre es posible dilucidar los mecanismos operativos clave en cada paciente. Se pueden obtener algunas pistas mediante una historia dietética detallada, evaluando la frecuencia de las deposiciones y la consistencia de las heces, y mediante técnicas de imagen especiales para medir la forma abdominal durante los episodios de distensión. En los casos graves y prolongados puede ser conveniente remitir al paciente a un centro especializado donde se pueda medir la motilidad, la sensibilidad visceral y la actividad muscular abdominal en respuesta a los estímulos intraluminales. En este caso, no había náuseas, vómitos ni diarrea, la defecación y la ventilación eran normales, la tomografía computarizada (TC) del abdomen y la pelvis no mostraba líquido en la cavidad abdominal, ni hinchazón del páncreas, ni edema intestinal, ni hematoma, ni distensión intestinal, ni íleo. La distensión abdominal de este paciente no podía explicarse por causas comunes, lo que nos llevó a sospechar una pancreatitis.
La incidencia anual de la pancreatitis aguda oscila entre 13 y 45 por cada 100.000 personas, y la incidencia está aumentando en todo el mundo. La pancreatitis aguda es una de las afecciones gastrointestinales más comunes que requieren hospitalización aguda. Los cálculos biliares y/o el lodo biliar son la causa más prevalente (aproximadamente el 40%-50%) de pancreatitis aguda, el alcohol (aproximadamente el 20%) es la segunda causa más frecuente de pancreatitis aguda, mientras que las causas menos frecuentes de pancreatitis aguda incluyen la medicación, la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica, la hipercalcemia, la hipertrigliceridemia, la cirugía y los traumatismos.
Los médicos están interesados en confirmar el diagnóstico de pancreatitis aguda y excluir los diagnósticos diferenciales. De acuerdo con la clasificación revisada de Atlanta, la pancreatitis aguda puede diagnosticarse si se cumplen al menos 2 de los 3 criterios siguientes: dolor abdominal (aparición aguda de un dolor epigástrico intenso y persistente, que a menudo se irradia a la espalda); actividad de la lipasa (o amilasa) sérica al menos 3 veces el límite superior de la normalidad; o hallazgos característicos de pancreatitis aguda en la TC con contraste o, con menor frecuencia, en la RM o la ecografía transabdominal. Es importante destacar que las concentraciones de enzimas pancreáticas en el momento del ingreso no están asociadas a la gravedad de la enfermedad. La enfermedad puede ser grave, incluso mortal, aunque las enzimas estén sólo ligeramente aumentadas (<3 veces lo normal), por lo que el diagnóstico por imagen es esencial en pacientes con una elevación enzimática nula o leve. Las enzimas eran normales en este caso con distensión abdominal, lo que introduce la duda clínica sobre el diagnóstico de pancreatitis aguda. En estos casos se debe realizar una tomografía computarizada temprana y excluir otros trastornos potencialmente mortales. La tomografía computarizada (TC) del abdomen y la pelvis no mostró líquido en la cavidad abdominal, ni inflamación del páncreas ni expansión del tracto gastrointestinal en este caso.
La pancreatitis aguda provoca un síndrome de respuesta inflamatoria local y sistémica. Aunque la mayoría de los pacientes tienen un curso leve de la enfermedad, alrededor del 20% desarrollarán una pancreatitis moderada o grave, con necrosis del tejido (peri)pancreático y/o fallo de (múltiples) órganos. Los pacientes con pancreatitis aguda leve (sin fallo orgánico ni complicaciones sistémicas o locales) no suelen necesitar imágenes pancreáticas y suelen ser dados de alta a los 3-7 días del inicio de la enfermedad. Los cuidados de apoyo con el uso de hidratación líquida intravenosa son el pilar del tratamiento de la pancreatitis aguda en las primeras 12-24 horas. La reanimación precoz de líquidos es necesaria para corregir la depleción intravascular a fin de reducir la morbilidad y la mortalidad asociadas a la pancreatitis aguda. Este paciente fue dado de alta al séptimo día de su ingreso. A los 3 meses de seguimiento, el paciente no presentó ninguna recidiva de la pancreatitis. No hay informes/estudios de casos similares de los que tengamos conocimiento.