Durante las frías horas de la noche de esta fecha, la policía comenzó uno de los proyectos de excavación más espeluznantes de la historia del crimen estadounidense. Durante las siguientes semanas, Chicago y el país vieron con horror cómo el espacio bajo la casa de John Wayne Gacy, un payaso infantil de 36 años, se revelaba como una espantosa tumba improvisada. Veintinueve cuerpos, todos ellos de hombres jóvenes, fueron recuperados de la casa de Gacy en los suburbios de Norwood Park. Otros cuatro fueron encontrados en ríos de Illinois. El primero murió en 1972 y el último en 1978, sólo 10 días antes de su detención. Ocho de las víctimas nunca fueron identificadas.
Antes era un hombre de negocios en Iowa, donde había cumplido una condena por sodomía, Gacy era un exitoso contratista en los suburbios del noroeste de Chicago en la década de 1970. Primero asesinó a prostitutas sin hogar y después a adolescentes de los suburbios. Gacy solía atraer a sus víctimas a su coche, las dejaba inconscientes con cloroformo y a veces las torturaba en su casa durante horas antes de apuñalarlas o estrangularlas hasta la muerte. Su última víctima fue un estudiante de secundaria de Des Plaines llamado Robert Piest. Antes de desaparecer, el joven de 15 años dijo a su madre que iba a reunirse con un hombre por un trabajo de construcción. La policía de Des Plaines supo rápidamente que Gacy era ese hombre. Después de que la policía encontrara los tres primeros cadáveres en la casa de Gacy, se llamó al médico forense del condado de Cook, Robert Stein. «Abrí la puerta y, Dios mío, había olor a muerte», dijo Stein a un periodista del Tribune. En una búsqueda de cuerpos y otras pruebas que se prolongó durante meses, la casa de Gacy quedó reducida a escombros. Se trajo una excavadora y los investigadores destrozaron el garaje, el camino de entrada, la barbacoa y el patio. Se colocaron barricadas para ahuyentar a los cazadores de recuerdos.
Gacy afirmó que mataba para librar a la sociedad de los malos elementos. Sus abogados defensores dijeron que estaba loco. Fue declarado culpable en 1980 de 33 cargos de asesinato, lo que le convirtió en el peor asesino en serie condenado del país. En la cárcel, Gacy adquirió notoriedad por sus pinturas. Alegó su inocencia casi al final, aunque dijo en el momento del veredicto: «Todo lo que hizo el jurado fue… lo mismo que he intentado hacer durante los últimos 10 años: destruirme a mí mismo». Fue ejecutado en el Centro Correccional de Stateville en Joliet en 1994.
Un abogado dijo: «John Gacy es el ejemplo de la pena de muerte».