La idea de que el agotamiento puede impedir dormir puede ser contraria a la intuición, pero su cerebro fatigado no le está engañando. «El cansancio excesivo se produce cuando la mente y el cuerpo no están sincronizados: estás mentalmente agotado pero no estás físicamente preparado para ir a dormir. Esta es la diferencia entre la fatiga, que es corporal, y la somnolencia, que es la incapacidad de mantenerse despierto.

«El ritmo frenético de la vida moderna hace que a menudo corramos el riesgo de agotar nuestra energía mental sin agotar nuestro cuerpo», dice la doctora Nerina Ramlakhan, autora de Fast Asleep, Wide Awake. «El resultado es que acabamos cansados pero conectados».

Entrenar cuando tienes el cerebro muerto puede ser lo último que quieras hacer, pero necesitas el ejercicio. «Después de un día estresante, tu cuerpo sigue produciendo un exceso de adrenalina», dice Ramlakhan. «Un entrenamiento estratégico frenará este pico de adrenalina y liberará adenosina, ayudando a que la hormona del sueño, la melatonina, funcione más eficazmente».

Pero no te pongas a hacer mancuernas de 30 kg: si te pasas, corres el riesgo de elevar aún más tus niveles de adrenalina. Opta por movimientos sencillos con el peso del cuerpo, como las flexiones. Y trata de resistirte a la botella de whisky. Una copa puede ayudarte a relajarte, pero el alcohol perturba el sueño profundo. Hagas lo que hagas, no te asustes por la falta de descanso, ya que sólo lo empeorará. Relájese y saldrá como un rayo en poco tiempo.