¿Sabías que hay más terminaciones nerviosas en tus pies que en cualquier otra parte de tu cuerpo?
Es fácil pensar que nuestros pies son accesorios feos, malolientes y vergonzosos al final de nuestras piernas que no hacen otra cosa que mantenernos erguidos. Sin embargo, son increíbles, actúan como nuestra radio interna, transmitiendo constantemente información a nuestro cerebro con cada paso que damos.
Esto es posible porque la piel de nuestros pies contiene una extensa red de terminaciones nerviosas y receptores táctiles, que los hacen sensibles a muchos tipos de estímulos, como la presión, la temperatura, las vibraciones o el dolor. Una vez que los receptores se activan, se desencadenan una serie de impulsos nerviosos que se transmiten al cerebro.
Cuando se está de pie y se camina, la planta del pie es la única parte del cuerpo que está en contacto con el suelo.
Estar de pie puede parecer una tarea sencilla, pero nuestros nervios están transmitiendo muchos impulsos diferentes sólo para mantenernos erguidos – es este sistema de retroalimentación continua entre las plantas de los pies hasta nuestro cerebro y luego las señales de vuelta a los músculos que están constantemente detectando los cambios diminutos que nos permite equilibrar.
La información sensorial de los pies no sólo nos protege de las lesiones, sino que los impulsos nerviosos que recibe el cerebro envían a su vez mensajes a los músculos a través de los nervios para que realicen sutiles ajustes en la marcha con el fin de proteger los huesos y las articulaciones y asegurarse de que nos movemos con eficacia.
Esta extraordinaria red nerviosa transmite constantemente esta información y los impulsos de los pies tardan sólo milisegundos en llegar al cerebro y éste responde realizando ajustes en los músculos de las piernas, la espalda y los brazos.
Sabemos que existen los cinco sentidos básicos: vista, oído, olfato, gusto y tacto, que nos permiten percibir el mundo que nos rodea. Sin embargo, nuestra capacidad de percibir dónde está nuestro cuerpo en el espacio es fundamental para saber dónde estamos en nuestro entorno, así como para permitir un movimiento normal.
Incluso con los ojos cerrados podemos tocarnos la nariz con cualquier dedo. Los órganos sensoriales de nuestros músculos y articulaciones indican al cerebro cuándo y exactamente dónde se mueven nuestras extremidades y cuán tensos deben estar nuestros músculos.
Este «sexto sentido» o «propiocepción» incluye el sentido de la posición y el movimiento de nuestras extremidades, los sentidos de la fuerza y el esfuerzo muscular y el sentido del equilibrio. Esta fenomenal retroalimentación de nuestros nervios nos permite llevar a cabo nuestras actividades cotidianas, sin pensar en ello.
A menudo vemos nuestros pies como simples palancas que nos permiten caminar, sin embargo, encajados en tus zapatos, tus pies son en realidad herramientas sutiles y flexibles que nos permiten hacer cosas extraordinarias.
Cuando te quites los zapatos esta noche, muéstrales a tus pies algo de amor – ¡son increíbles!