Recoja cualquier revista de optometría del año pasado y es probable que encuentre un artículo relacionado con el Demodex o la enfermedad del margen del párpado. Es un diálogo relevante, teniendo en cuenta la frecuencia con la que tratamos la blefaritis. Pero, a veces, descubrir la ciencia y descifrar la investigación puede ser desalentador.
Tendemos a poner todos los casos de blefaritis en una categoría y tratarla utilizando esencialmente el mismo protocolo, lo que podría explicar por qué algunos pacientes no responden adecuadamente.
Los pacientes suelen presentar restos y collarines en las pestañas, y con frecuencia informan de picor, descamación, formación de costras y enmarañamiento de las pestañas por la mañana.1
La afección también puede producir síntomas de ardor, irritación, lagrimeo y ojos rojos.2-3 Aunque su presentación es leve, la blefaritis puede progresar y predisponer al paciente a problemas más graves, como la alteración permanente del margen del párpado, o la pérdida de visión secundaria a filectenias, queratitis marginal, neovascularización corneal, ulceración, erosiones puntiformes o queratopatía puntiforme superficial.4-6 Las infecciones bacterianas de bajo grado pueden contribuir a la patogénesis, aunque se desconoce el mecanismo exacto. Otras causas son el sobrecrecimiento o la infestación por parásitos y las afecciones dermatológicas que van desde la seborrea hasta el eczema.7
La blefaritis suele clasificarse como crónica o aguda, anterior o posterior (como en el caso de la disfunción de las glándulas de Meibomio), y su etiología se tipifica como estafilocócica, Demodex o seborreica.
Blefaritis estafilocócica
Esta forma, en la que los pacientes suelen quejarse de matidez, restos y enrojecimiento o irritación de los párpados, es la más comúnmente observada en la práctica clínica.8 Curiosamente, la investigación muestra un aumento significativo del número de casos de blefaroconjuntivitis causados por Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM). El SARM fue responsable del 4,1% de todos los casos notificados entre 1998 y 1999, pero del 16,7% entre 2005 y 2006.9 El aumento parece ser el resultado de la resistencia a los antibióticos.
De todas las posibles infecciones oculares causadas por SARM, el 78% fueron blefaroconjuntivitis frente al 22% de todas las demás afecciones, incluidas la queratitis o la endoftalmitis.9 Los medicamentos tópicos como la besifloxacina y la polimixina B/trimetoprima, que se sabe que son eficaces contra el SARM, son probablemente las mejores opciones de tratamiento.10-12
La blefaritis crónica suele evolucionar hacia una enfermedad ocular inflamatoria y se trata mejor con un agente combinado de antibióticos y corticosteroides o con corticosteroides solos.5,13 Los casos más graves pueden justificar el uso de medicamentos orales, como la doxiciclina (50 mg BID durante uno o dos meses) para los adultos o la eritromicina (dosis basada en el peso, durante una o dos semanas) para los niños.14-16
Recuerde que la mayoría de los pacientes con blefaritis estafilocócica anterior tienen una disfunción concurrente de las glándulas de meibomio. También pueden ser necesarias máscaras de compresas calientes o tratamientos de las glándulas de meibomio.
La higiene de los párpados también es fundamental. Aunque durante mucho tiempo se ha indicado a los pacientes que utilicen champú para bebés para limpiar la zona afectada, el cumplimiento es mayor con los productos comerciales, especialmente los limpiadores en espuma que pueden aplicarse en la ducha todos los días.
Blefaritis por Demodex
Los demodex son parásitos intradérmicos que prosperan en los folículos y las glándulas sebáceas.17 Las investigaciones sugieren que la alteración de los perfiles de ácidos grasos produce un sebo que favorece el desarrollo de los ácaros.18 Además de la inflamación ocular, el desarrollo de chalaziones, la irritación del margen del párpado e incluso la afectación de la córnea, el Demodex es un factor de riesgo conocido para la reaparición del pterigión.19
La infestación por Demodex es la causa más común de blefaritis no reactiva o persistente, y suele estar asociada a la inflamación de la superficie ocular en pacientes de edad avanzada o con rosácea.20-21 También puede encontrarse en individuos inmunocomprometidos como consecuencia del uso de medicamentos o del VIH.22
Los pacientes con blefaritis por Demodex suelen quejarse de picor, irritación y adelgazamiento o pérdida de pestañas. El aspecto es el de una «manga» en la base de las pestañas.
Los tratamientos propuestos incluyen el agente antiparasitario oral ivermectina, pero la afección puede tratarse más eficazmente con productos comerciales que contienen 4-terpineol, el ingrediente activo del aceite del árbol del té.23-24
Blefaritis seborreica
Los pacientes con blefaritis seborreica suelen quejarse de descamación de las pestañas y enrojecimiento o irritación de los párpados. Algunas investigaciones sugieren que la Malassezia, una especie de hongo que se encuentra habitualmente en la piel, puede ser la culpable.24
Debido a que la blefaritis seborreica es más bien una afección dermatológica, se presenta de forma similar a otras afecciones cutáneas comunes como el eczema. Son típicos los párpados escamosos y los restos escamados.25 Además, los pacientes con queratoconjuntivitis atópica a menudo experimentan ezcema periorbital.
Un tratamiento eficaz para estas formas de blefaritis puede implicar una preparación de esteroides, como la crema tópica de triamcinolona; limitar su uso a dos o tres semanas en los párpados. Considere la posibilidad de utilizar una pomada tópica de loteprednol y almohadillas limpiadoras para los párpados si existe el riesgo de que la medicación entre en los ojos. Si no responde, considere la posibilidad de utilizar medicamentos antimicóticos orales.26
En lugar de abordar cada caso de blefaritis con un régimen de tratamiento similar, aprenda a diferenciar sus múltiples formas. Esto asegurará un diagnóstico adecuado y un tratamiento más eficaz.
1. Lindsley K, Matsumura S, Hatef E, et al. Cochrane Database Syst Rev. 2012 May 16;5:CD005556.
2. Bernardes TF, Bonfioli AA. Blefaritis. Semin Ophthalmol. 2010 Mayo;25(3):79-83.
3. Wong VW, Lai TY, Chi SC, et al. Pediatric ocular surface infections: a 5-year review. Cornea. 2011 Sep;30(9):995-1002.
4. Browning DJ, Rosenwasser G, Lugo M. Am J Ophthalmol. 1986 Apr 15;101(4):441-4.
5. Viswalignam M, Rauz S, Morlet N, et al. Blepharokeratoconjunctivitis in children. Br J Ophthalmol. 2005 Apr;89(4):400-3.
6. Suzuki T, Mitsuishi Y, Sano Y, et al. Phlyctenular keratitis associated with meibomitis in young patients. Am J Ophthalmol. 2005 Jul;140(1):77-82.
7. Liu J, Sheha H, Tseng SC. Papel patogénico de los ácaros Demodex en la blefaritis. Curr Opin Allergy Clin Immunol. 2010 Oct;10(5):505-10.
8. Huber-Spitzy V, Baumgartner I, Bohler-Sommeregger K. Blepharitis-a diagnostic and therapeutic challenge. Graefes Arch Clin Exp Ophthalmol. 1991;229(3):224-7.
9. Freidlin J, Acharva N, Lietman TM, et al. Spectrum of eye disease caused by methicillin-resistant Staphylococcus aureus. Am J Ophthalmol. 2007 Aug;144(2):313-5.
10. Miller D, Chang JS, Flynn HW, et al. Comparative in vitro susceptibility of besifloxacin and seven comparators against ciprofloxacin- and methicillin-susceptible/nonsusceptible staphylococci. J Ocul Pharmacol Ther. 2013 Abr;29(3):339-44.
11. Haas W, Gearinger LS, Usner DW, et al. Análisis integrado de tres ensayos de conjuntivitis bacteriana con besifloxacina suspensión oftálmica, 0,6%. Clin Ophthalmol. 2011;5:1369-79.
12. Asbell PA, Colby KA, Deng S, et al. Ocular TRUST: patrones de susceptibilidad antimicrobiana a nivel nacional en aislados oculares. Am J Ophthalmol. 2008 Jun;145(6):951-8.
13. Wilhelmus KR. Trastornos inflamatorios de los márgenes de los párpados y las pestañas. Ophthalmol Clin North Am 1992;5:187.
14. Doherty JM, McCulley JP, Silvany RE, et al. The role of tetracycline in chronic blepharitis. Invest Ophthal Vis Sci 1991;32:2970-5.
15. Zaidman GW, Brown SI. Tetraciclina administrada por vía oral para la querato-conjuntivitis flictenular. Am J Ophthalmol 1981 Aug;92(2):173-82.
16. Meisler DM, Raizman MB, Traboulsi EI. Oral erythromycin treatment for childhood blepharokeratitis. J AAPOS. 2000 Dec;4(6):379-80.
17. Kulac M, Ciftci IH, Karaca S, et al. Clinical importance of D folliculorum in patients receiving phototherapy. Int J Dermatol. 2008 Jan;47(1):72-7.
18. Czepita D, Kuzna-Grygiel W, Czepita M. D folliculorum and D brevis as a cause of chronic marginal blepharitis. Ann Acad Med Stetin. 2007;53(1):63-7.
19. Ni Raghallaigh S, Bender K, Lacey N, et al. Fatty acid profile of skin surface lipid layer in papulopustular rosacea. Br J Dermatol. 2012 Feb;166(2):279-87.
20. Liu J, Sheha H, Tseng SC. Pathogenic role of Demodex mites in blepharitis. Curr Opin Allergy Clin Immunol. 2010 Oct;10(5):505-10.
21. Li J, O’Reilly N, Sheha H, et al. Correlación entre la infestación por Demodex y el suero. Immunoreactivity to Bacillus proteins in patients with facial rosacea. Ophthalmology. 2010 May;117(5):870-7.
22. Huang Y, He H, Sheha H, Tseng SC. Ocular demodicosis as a risk factor of pterygium recurrence. Ophthalmology. 2013 Jul;120(7):1341-7.
23. Tighe S, Ying-Ying G, Tseng CG. Terpinen-4-ol ingrediente más activo del aceite del árbol del té para matar demodex. Transl Vis Sci Technol. 2013 Nov;2(7):2.
24. Zisoya LG. Tratamiento de la blefaritis seborreica asociada a especies de Malassezia con fluconazol. Folia Med (Plovdiv). 2009 Jul-Sep;51(3):57-9.
25. Jackson WB. Blefaritis: estrategias actuales de diagnóstico y manejo. Can J Ophthalmol. 2008 Abr;43(2):170-9.
26. Ninomiva J, Nakabayashi A, Higuchi R, et al. A case of seborrheic blepharitis. Nihon Ishinkin Gakkai Zasshi. 2002;43(3):189-91.