Psicoanálisis

El psicoanálisis es una familia de teorías y métodos psicológicos dentro del campo de la psicoterapia que busca dilucidar las conexiones entre los componentes inconscientes de los procesos mentales de los pacientes, y hacerlo de manera sistemática a través de un proceso de rastreo de asociaciones. En el psicoanálisis clásico, el tema fundamental del psicoanálisis son los patrones inconscientes de la vida que se revelan a través de las asociaciones libres del analizado (el paciente). El objetivo del analista es ayudar a liberar al analizado de las barreras no examinadas o inconscientes de la transferencia y la resistencia, es decir, los patrones de relación del pasado que ya no son útiles o que inhiben la libertad. Las formas más recientes de psicoanálisis buscan, entre otras cosas, ayudar a los pacientes a ganar autoestima a través de una mayor confianza en el yo, a superar el miedo a la muerte y sus efectos en el comportamiento actual, y a mantener varias relaciones que parecen incompatibles.

Historia

El psicoanálisis fue ideado por primera vez en Viena en la década de 1890 por Sigmund Freud, un neurólogo interesado en encontrar un tratamiento eficaz para los pacientes con síntomas neuróticos o histéricos. Como resultado de las conversaciones con estos pacientes, Freud llegó a creer que sus problemas se derivaban de deseos y fantasías de naturaleza sexual culturalmente inaceptables y, por tanto, reprimidos e inconscientes, y a medida que su teoría se desarrollaba, incluyó también los deseos y fantasías de naturaleza agresiva. Freud consideraba estos aspectos de la vida pulsiones instintivas, la energía libidinal/Eros y el instinto de muerte/Thanatos. La descripción de Freud de Eros/Libido incluía todos los instintos creativos y de fomento de la vida. El instinto de muerte representaba una pulsión instintiva de retorno a un estado de calma, o de no existencia. Desde la época de Freud, el psicoanálisis se ha desarrollado en muchos aspectos, especialmente como estudio del sentido personal, interpersonal e intersubjetivo del yo.

Las principales escuelas actuales de psicoanálisis incluyen la psicología del ego, que hace hincapié en los mecanismos de defensa y las fantasías inconscientes; la psicología del yo, que hace hincapié en el desarrollo de un sentido estable del yo a través de contactos mutuamente empáticos con otros seres humanos; el psicoanálisis lacaniano, que integra el psicoanálisis con la semiótica y la filosofía hegeliana; la psicología analítica, que tiene un enfoque más espiritual; la teoría de las relaciones objetales, que hace hincapié en la dinámica de las relaciones con los otros internos, fantaseados; el psicoanálisis interpersonal, que acentúa los matices de las interacciones interpersonales; y el psicoanálisis relacional, que combina el psicoanálisis interpersonal con la teoría de las relaciones objetales. Aunque estas escuelas tienen teorías drásticamente diferentes, la mayoría de ellas siguen haciendo hincapié en la fuerte influencia del autoengaño y en la influencia que el pasado de una persona tiene en su vida mental actual.

Algunos de los psicoanalistas más influyentes son Jacob Arlow, Charles Brenner, Erik Erikson, Ronald Fairbairn, Sandor Ferenczi, Sigmund Freud, Andre Green, Heinz Hartmann, Carl Jung, Otto Kernberg, Melanie Klein, Heinz Kohut, Julia Kristeva, Jacques Lacan, Margaret Mahler, Stephen A. Mitchell, David Rapaport, Roy Schafer, Daniel N. Stern, Donald Winnicott, Theodor Reik, Harry Stack Sullivan y Slavoj Zizek.

Teorías

El psicoanálisis es teóricamente diverso. La mayoría de los analistas utilizan alguna selección de los siguientes modelos psicoanalíticos de la mente.

El modelo topográfico

El modelo topográfico de la mente pretendía ayudar a los analistas a entender cómo los pacientes reprimen deseos, fantasías y pensamientos. En el modelo topográfico, la mente se divide en sistemas consciente, preconsciente e inconsciente. El sistema consciente incluye todo aquello de lo que somos subjetivamente conscientes en nuestra mente. El preconsciente incluye el material del que somos capaces de ser conscientes, pero del que no somos conscientes actualmente. El sistema inconsciente incluye el material que hemos eliminado defensivamente de nuestra conciencia mediante la represión y otros mecanismos de defensa. En el trabajo clínico, los analistas tratan de trasladar el material inconsciente al preconsciente y luego a la mente consciente, para aumentar la autoconciencia del paciente.

El modelo estructural

Tal vez el modelo psicoanalítico más famoso de la mente, el modelo estructural divide la mente en el id, el ego y el superego. El id es la fuente de nuestra motivación, e incluye los impulsos sexuales y agresivos. El superego incluye nuestro código moral y nuestros ideales. El ego está formado por un conjunto de mecanismos (prueba de la realidad, juicio, control de los impulsos, etc.) que nos ayudan a enfrentarnos al mundo real. Los analistas que utilizan el modelo estructural suelen centrarse en ayudar a los pacientes a manejar los conflictos que se producen entre estos tres organismos mentales. Muchos también utilizan el modelo estructural para el diagnóstico clínico. Un diagnóstico del modelo estructural implica una evaluación del nivel de funcionamiento del id, el ego y el superego del paciente, así como de las áreas específicas de debilidad y fortaleza de cada uno. Por ejemplo, los psicoanalistas suelen diagnosticar a un paciente como psicótico si su yo sufre un grave deterioro en la prueba de realidad.

El modelo económico

El modelo económico de la mente se utiliza raramente en la actualidad, pero tiene importancia histórica. En el modelo económico, la mente se representa como un sistema energético. La energía mental o «libido» puede distribuirse de diversas maneras en el sistema, «cateterizando» diversas actividades o procesos con energía. La gran mayoría de los analistas han abandonado el modelo económico porque es algo vago y se basa en gran medida en las ideas del siglo XIX sobre la hidráulica. Sin embargo, un pequeño número de analistas con mentalidad filosófica conservan el modelo económico porque creen que su vaguedad es útil para aludir a características de la vida mental que pueden estar más allá de la comprensión científica.

El modelo de conflicto

El modelo de conflicto de la mente está diseñado para ayudar a los analistas a comprender conflictos mentales específicos. Este modelo de la mente divide la mente en unidades básicas llamadas formaciones de compromiso. Una formación de compromiso consiste en un deseo, un sentimiento de malestar sobre el deseo y una defensa utilizada para eliminar ese sentimiento de malestar. Por ejemplo, un paciente puede tener un deseo agresivo de atacar a las figuras de autoridad, temer que si lo hace se produzca un castigo y, a la defensiva, intelectualizar los problemas generales con la autoridad en lugar de agredir físicamente a sus superiores. El producto del deseo, el malestar y la defensa toma forma como un compromiso entre los tres. Algunos analistas influyentes han argumentado que el modelo de conflicto es el modelo psicoanalítico más importante, distinguiendo al psicoanálisis de otras teorías psicológicas, como la psicología humanista, que minimizan el conflicto mental.

El modelo objeto-relacional

El modelo objeto-relacional de la mente describe la mente como estructurada por las relaciones internalizadas con los demás. Según este modelo, todos interiorizamos nuestras experiencias infantiles con otras personas, y nuestros patrones de pensamiento, deseo y sentimiento están organizados por estas experiencias. Los psicoanalistas suelen referirse al otro internalizado como un «objeto interno». Un analista podría utilizar el modelo objetal-relacional para entender, por ejemplo, a un paciente que busca relaciones abusivas debido a una infancia abusiva que le ha enseñado que para ser amado, debe tolerar el abuso. El modelo objeto-relacional es tal vez la teoría más utilizada entre los analistas en la actualidad.

El modelo intersubjetivo

El modelo más recientemente desarrollado que figura en esta lista, el modelo intersubjetivo está estrechamente relacionado con el modelo objeto-relacional. La teoría de la intersubjetividad trata de captar las complejas formas en que interactúan los puntos de vista subjetivos de diferentes personas. Según la teoría de la intersubjetividad, todas nuestras experiencias están muy influidas por la interfaz entre nuestras propias subjetividades y las de los demás. Entre otras cosas, el modelo intersubjetivo ha llevado a muchos analistas a revisar su comprensión de los orígenes de la represión y otros mecanismos de defensa. La teoría de la intersubjetividad propone que entre las personas se establecen campos intersubjetivos en los que algunas experiencias pueden ser conscientes y otras deben mantenerse fuera de la conciencia. Los mecanismos de defensa, desde una perspectiva intersubjetiva, toman forma en las interacciones intersubjetivas formativas en las que determinadas experiencias son tratadas como indecibles.

Técnicas

El método básico del psicoanálisis es el análisis de transferencia y resistencia de asociación libre. Al paciente, en una postura relajada, se le indica que diga lo que le venga a la mente. Los sueños, las esperanzas, los deseos y las fantasías son de interés, así como los recuerdos de la vida familiar temprana. Por lo general, el analista se limita a escuchar, haciendo comentarios sólo cuando, a su juicio profesional, surge una oportunidad para que el paciente haga un esfuerzo de comprensión. Al escuchar, el analista intenta mantener una actitud de neutralidad empática, una postura que no juzga, diseñada para crear un entorno seguro. El analista pide al analizado que hable con total honestidad sobre todo lo que le venga a la mente mientras interpreta los patrones e inhibiciones que aparecen en el discurso y otros comportamientos del paciente.

Los pacientes de Freud se tumbaban en este diván durante el psicoanálisisUna regla general en el tratamiento psicoanalítico es que las técnicas más orientadas al insight se deben utilizar con pacientes más sanos, mientras que las técnicas más de apoyo se deben utilizar con pacientes más perturbados. El ejemplo más común de una técnica orientada al insight es una interpretación, en la que el analista hace un comentario al paciente que describe uno o más grupos de deseos, ansiedades y defensas inconscientes. Un ejemplo de técnica de apoyo podría ser la reafirmación, en la que el analista trata de reducir el nivel de ansiedad del paciente asegurándole que lo que teme no se producirá o será manejable. Los analistas suelen preferir realizar intervenciones más orientadas al insight cuando es posible, ya que consideran que dichas intervenciones suelen ser menos sentenciosas que otras técnicas.

Actualmente, la mayoría de los psicoanalistas afirman que el análisis es más útil como método en casos de neurosis y con problemas de carácter o personalidad. Se cree que el psicoanálisis es más útil para tratar problemas arraigados de intimidad y relación y para aquellos problemas en los que los patrones de vida establecidos son problemáticos. Como tratamiento terapéutico, el psicoanálisis suele durar de tres a cinco sesiones semanales y requiere el tiempo necesario para el cambio madurativo natural o normal (de tres a siete años).

Estudios controlados aleatorios han sugerido que el tratamiento psicodinámico es útil en casos de trastornos depresivos (4 ensayos controlados aleatorios (ECA)), trastornos de ansiedad (1 ECA), trastorno de estrés postraumático (1 ECA), el trastorno somatomorfo (4 ECA), la bulimia nerviosa (3 ECA), la anorexia nerviosa (2 ECA), el trastorno límite de la personalidad (2 ECA), el trastorno de la personalidad del grupo C (1 ECA) y los trastornos relacionados con sustancias (4 ECA).

Muchos trabajos psicoanalíticos recientes se han dedicado a explorar el uso de los principios y técnicas psicoanalíticas en la psicoterapia psicodinámica presencial más breve, y a integrar el psicoanálisis con otras técnicas psicoterapéuticas como las de la terapia cognitivo-conductual. La investigación empírica sobre la eficacia del psicoanálisis y la psicoterapia psicoanalítica también ha cobrado importancia entre los investigadores psicoanalíticos. Una revisión de puertas abiertas de los estudios de resultados del psicoanálisis se puede encontrar aquí

Coste y duración

Aunque el tratamiento psicoanalítico solía ser caro, el coste hoy en día oscila entre los diez dólares por sesión (con un candidato a analista en formación en un instituto) y más de 250 dólares por sesión con un analista senior en formación.

La duración del tratamiento varía. Algunos enfoques psicodinámicos, como la Terapia Relacional Breve (BRT), la Terapia Psicodinámica Breve (BPT) y la Terapia Dinámica de Tiempo Limitado (TLDP) limitan el tratamiento a 20-30 sesiones. El psicoanálisis completo, sin embargo, puede durar entre 3 y 7 años. La duración óptima del tratamiento depende de las necesidades del individuo.

Formación

A lo largo de la historia del psicoanálisis, la mayoría de las organizaciones psicoanalíticas han existido fuera del ámbito universitario, con algunas excepciones notables.

La formación psicoanalítica suele tener lugar en un instituto psicoanalítico y puede durar aproximadamente entre 4 y 10 años. La formación incluye cursos, tratamiento psicoanalítico supervisado de pacientes y psicoanálisis personal que dura 4 o más años.

La mayoría de los institutos psicoanalíticos requieren que los solicitantes ya posean un título de grado. Los solicitantes suelen tener títulos de trabajo social clínico (MSW o DSW), psicología clínica (PhD o Psy.D) o medicina (MD). Un puñado de institutos también aceptan solicitantes que tienen títulos de posgrado en disciplinas no clínicas.

Un debate en curso en el psicoanálisis profesional se refiere a las calificaciones previas que los candidatos deben tener para entrar en la formación analítica. Freud creía que los aspirantes procedentes de las humanidades y de muchas disciplinas no médicas están tan bien preparados como los médicos para la formación psicoanalítica. Al principio de la historia del psicoanálisis, destacadas organizaciones analíticas intentaron limitar la formación psicoanalítica a los médicos. Más tarde, tras extensos debates y batallas legales, la formación psicoanalítica en la mayoría de los institutos se abrió a profesionales de la salud mental no médicos, como psicólogos y trabajadores sociales clínicos. En la actualidad, el acceso a la formación por parte de apicantes de disciplinas no clínicas, como los estudios literarios y la filosofía, es limitado. Un pequeño número de institutos, citando la creencia de Freud de que la formación en humanidades proporciona una buena preparación para la formación analítica, admiten solicitantes no clínicos. Sin embargo, existe un esfuerzo continuo por parte de los analistas con formación previa en salud mental para restringir el acceso a los institutos analíticos por parte de dichos solicitantes, repitiendo el primitivo monopolio de la formación psicoanalítica por parte de los médicos.

Otras definiciones

El psicoanálisis es:

  • Una técnica terapéutica para el tratamiento de la neurosis.
  • Una técnica utilizada para formar psicoanalistas. Un requisito básico de la formación psicoanalítica es someterse a un análisis exitoso.
  • Técnica de observación crítica. Los sucesores y contemporáneos de Freud -Carl Jung, Alfred Adler, Wilhelm Reich, Melanie Klein, Wilfred Bion, Jacques Lacan, y muchos otros- han desarrollado las teorías de Freud y han avanzado nuevas teorías utilizando el método básico de la observación crítica silenciosa y el estudio de pacientes individuales y otros acontecimientos.
  • Un conjunto de conocimientos así adquiridos.
  • Una teoría clínica. Véase, por ejemplo, «Ordinary Language Essentials of Clinical Psychoanalytic Theory» de Wynn Schwartz.
  • Movimiento, particularmente dirigido por Freud, para asegurar y defender la aceptación de las teorías y técnicas.
  • El psicoanálisis implica la exploración ampliada del yo, una realización del lema delfiano, «Conócete a ti mismo». En esto se asemeja a las prácticas meditativas extendidas de las escuelas monásticas budistas como el Zen. Si tiene éxito, da a la persona la capacidad de estar presente en el momento, respondiendo auténticamente a las circunstancias, estando libre de respuestas infantiles inapropiadas a la situación.

Hoy en día las ideas psicoanalíticas están incrustadas en la cultura, especialmente en el cuidado de los niños, la educación, la crítica literaria y en la psiquiatría, particularmente en la psicoterapia médica y no médica. Aunque existe una corriente principal de ideas analíticas evolucionadas, hay grupos que siguen más específicamente los preceptos de uno o varios de los últimos teóricos.

Psicoanálisis en grupo

Aunque la imagen más extendida de una sesión psicoanalítica es aquella en la que un solo analista trabaja con un solo cliente, no son desconocidas las sesiones «en grupo» con dos o más clientes. La realización del psicoanálisis en grupo puede estar motivada por factores económicos (el análisis individual es largo y costoso) o por la creencia de que los clientes pueden beneficiarse de presenciar las diversas interacciones cliente-cliente y analista-cliente. En la mayoría de las formas de análisis en grupo, el grupo es inicialmente un artefacto creado por el analista que selecciona a los distintos miembros; se supone que la relación común con el analista llevará a la formación de una auténtica situación de grupo. La psicoterapia de grupo de grupos «naturales» (por ejemplo, de familias enteras) parece ser una rareza relativa.

Adaptaciones culturales

El psicoanálisis puede ser adaptado a diferentes culturas, siempre y cuando el terapeuta o consejero comprenda la cultura del cliente. Por ejemplo, Tori y Blimes encontraron que los mecanismos de defensa eran válidos en una muestra normativa de 2.624 tailandeses. El uso de ciertos mecanismos de defensa estaba relacionado con los valores culturales. Por ejemplo, los tailandeses valoran la calma y la colectividad (debido a las creencias budistas), por lo que tenían una baja emocionalidad regresiva. El psicoanálisis también se aplica porque Freud utilizaba técnicas que le permitían obtener las percepciones subjetivas de sus pacientes. Adopta un enfoque objetivo al no enfrentarse a sus clientes durante sus sesiones de terapia conversacional. Se reunía con sus pacientes dondequiera que estuvieran, como cuando utilizaba la asociación libre, en la que los clientes decían lo que se les ocurría sin autocensura. Sus tratamientos tenían poca o ninguna estructura para la mayoría de las culturas, especialmente las asiáticas. Por lo tanto, es más probable que los constructos freudianos se utilicen en la terapia estructurada (Thompson, et al., 2004). Además, Corey postula que será necesario que el terapeuta ayude a los clientes a desarrollar una identidad cultural así como una identidad del ego. Dado que Freud ha sido criticado por no tener en cuenta las fuerzas externas/sociales, parece lógico que los terapeutas o consejeros que utilicen sus premisas trabajen más con la familia. Los constructos psicoanalíticos encajan con los constructos de otras terapias más estructuradas, y Firestone (2002) piensa que la psicoterapia debería tener más profundidad e implicar tanto enfoques psicodinámicos como cognitivo-conductuales. Por ejemplo, Corey afirma, que Ellis, el fundador de la Terapia Racional Emotiva Conductual (REBT) permitiría a sus clientes experimentar la depresión por una pérdida, tal emoción sería racional – a menudo la gente será irracional negar sus sentimientos. Dado que los constructos freudianos pueden encajar con otros enfoques psicoterapéuticos y de asesoramiento, también puede adaptarse a una variedad de culturas, pero no puede emplearse en su uso más amplio como Freud y Firestone defenderían (Firestone, 2002; Tori y Blimes 2002,).

Adaptaciones para la edad y la atención administrada

Terapia de juego para diferentes edades

Los constructos psicoanalíticos pueden ser adaptados y modificados tanto a la edad como a la atención administrada a través del uso de la terapia de juego como la terapia de arte, la escritura creativa, la terapia de bandeja de arena, la narración de cuentos, la biblioterapia y el psicodrama analítico. En los años 20, Anna Freud (hija de Sigmund Freud) adaptó el psicoanálisis para los niños a través del juego. Utilizando juguetes y juegos, fue capaz de mejorar la relación con el niño – Freud ha sido criticado por su enfoque, objetivo y desvinculado. Cuando los niños juegan, suelen entrar en un mundo imaginario en el que pueden expresar sus miedos y fantasías, y lo hacen sin censura, por lo que se parece mucho a la técnica de la asociación libre. La terapia de juego psicoanalítica permite al niño y al consejero acceder a material del inconsciente, material que fue evitado y olvidado. Este material se reintegra en la conciencia, y el consejero puede trabajar con el niño y la familia para abordar el trauma o el problema que se había olvidado. Con los adultos se utiliza el término arteterapia, en lugar de juego, aunque son sinónimos. El consejero simplemente adapta la arteterapia a la edad del cliente. Con los niños, un consejero puede hacer que un niño dibuje un retrato de sí mismo, y luego contar una historia sobre el retrato. El consejero observa los temas recurrentes, independientemente de si se trata de arte o de juguetes. Con los adultos, el orientador puede trabajar individualmente o en grupo y hacer que los clientes realicen diversas actividades artísticas como la pintura o la arcilla para expresarse. Dado que el juego se considera apropiado en la cultura occidental, permite que las personas se enfrenten a cuestiones personales/sociales que normalmente evitarían – les permite dejar caer sus defensas sin ansiedad ni miedo.

Otras técnicas de terapia de juego

La biblioconsejería consiste en seleccionar historias de libros con las que los niños puedan identificarse (cuestiones similares). A través de esta historia, es más probable que el niño no se sienta a la defensiva y trabaje para encontrar soluciones alternativas a los problemas. La narración de historias es similar, el consejero puede contar una historia pero no utilizar un nombre, y en su lugar puede dirigirse al niño con cada nueva frase utilizando su nombre. Por ejemplo, puede decir: «A continuación, Eric, el niño tuvo un sueño sobre un ratón que no era como los otros ratones…»

Terapia de juego para la atención médica administrada

A diferencia del psicoanálisis tradicional, la terapia de juego dura mucho menos tiempo; lo que permite a las compañías de seguros cubrirla para sus clientes. Además, proporciona una mayor estructuración del proceso, lo que permite alcanzar objetivos específicos y medibles. La teoría psicoanalítica se aplicará de manera más preventiva, como la educación de los padres sobre la mejor manera de satisfacer las necesidades del niño y mejorar su desarrollo y crecimiento. Por último, más defensores pueden utilizar tareas como la escritura de un diario para ahorrar tiempo (Thompson et al., 2004).

Escritura expresiva para la atención administrada

Según un libro, reseña de Berman (2003) la cura de la escritura proporciona un análisis de la investigación que apoya la escritura expresiva como una forma de integrar las cogniciones y trabajar a través del trauma. Las personas que escriben sobre eventos traumáticos experimentan un mayor autocontrol. La cura de la escritura ofrece nuevas y rentables formas de tratar a los clientes; los clientes pueden incluso utilizar la escritura expresiva para trabajar a través de sus propios problemas personales/sociales.

Críticas

El psicoanálisis ha sido criticado por diversos motivos por Karl Popper, Adolf Grünbaum, Peter Medawar, Ernest Gellner, Frank Cioffi, Frederick Crews y otros. Popper sostiene que no es científica porque no es falsable. Grünbaum sostiene que es falsable, y de hecho resulta ser falsa. Los intercambios entre críticos y defensores del psicoanálisis han sido a menudo tan acalorados que han llegado a caracterizarse como las Guerras de Freud.

Algunos defensores del psicoanálisis sugieren que sus lógicas y formulaciones son más afines a las que se encuentran en las humanidades que a las propias de las ciencias físicas y biológicas, aunque el propio Freud trató de basar sus formulaciones clínicas en una neurofisiología hipotética de las transformaciones energéticas. En la década de 1970, escritores psicoanalíticos como Roy Schafer y George Klein trataron el psicoanálisis como dos teorías separadas, una, una teoría de las transformaciones de la energía que carecía de validación empírica y la otra, una teoría «cercana a la experiencia» de la intencionalidad humana que era filosóficamente independiente del reduccionismo y el determinismo de la ciencia del siglo XIX, como se ve en las obras de Helmholz y Hobbes. El reduccionismo y el determinismo fueron reconocidos como contrarios a los métodos clínicos y a los objetivos de la liberación psicológica. El psicoanálisis, como conjunto de teorías clínicas, fue refundido como una teoría de la interpretación y el desarrollo centrada en la comprensión de cómo las variedades de disposiciones y acciones no conscientes influyen en la vida de una persona en forma de transferencia y resistencia.

En un argumento estrechamente relacionado, el filósofo Paul Ricouer argumentó que el psicoanálisis puede considerarse un tipo de interpretación textual o hermenéutica. Al igual que los críticos culturales y los estudiosos de la literatura, Ricouer sostenía que los psicoanalistas pasan su tiempo interpretando los matices del lenguaje, el lenguaje de sus pacientes. Ricouer afirmaba que el psicoanálisis hace hincapié en las cualidades polivocales o multivocales del lenguaje, centrándose en los enunciados que significan más de una cosa. Ricouer clasificó el psicoanálisis como una hermenéutica de la sospecha. Con ello quería decir que el psicoanálisis busca el engaño en el lenguaje y, por tanto, desestabiliza nuestra habitual confianza en los significados claros y evidentes. El filósofo Jacques Derrida adoptó una posición similar. Derrida utilizó la teoría psicoanalítica para cuestionar lo que llamó la metafísica de la presencia, un cuerpo de teoría filosófica que asume que el significado de los enunciados puede ser precisado y hecho completamente evidente.

Los psicoanalistas se han quejado a menudo de la significativa falta de acuerdo teórico entre los analistas de diferentes escuelas. Muchos autores han intentado integrar las distintas teorías, con un éxito limitado. Una consecuencia importante de la gran variedad de teorías psicoanalíticas es que el psicoanálisis es difícil de criticar en su conjunto. Muchos críticos han intentado ofrecer críticas al psicoanálisis que, de hecho, eran sólo críticas a ideas específicas presentes sólo en una o más teorías, y no en todo el psicoanálisis. Por ejemplo, es común que los críticos del psicoanálisis se centren en las ideas de Freud, a pesar de que sólo una fracción de los analistas contemporáneos sigue manteniendo las principales tesis de Freud. Como dice el investigador psicoanalítico Drew Westen, «los críticos se han centrado típicamente en una versión de la teoría psicoanalítica -en el mejor de los casos de 1920- que pocos analistas contemporáneos encuentran convincente… Al hacerlo, sin embargo, han establecido los términos del debate público y han llevado a muchos analistas, creo que erróneamente, por un camino indefendible al tratar de defender una versión de 75 a 100 años de una teoría y terapia que ha cambiado sustancialmente desde que Freud sentó sus bases a principios de siglo.»enlace al artículo de Westen

Una de las primeras críticas al psicoanálisis fue que sus teorías se basaban en poca investigación cuantitativa y experimental, y en cambio se apoyaban casi exclusivamente en el método de estudio de casos clínicos. Una cantidad cada vez mayor de investigaciones psicoanalíticas de psicólogos y psiquiatras académicos que han trabajado para cuantificar y medir los conceptos psicoanalíticos ha comenzado a abordar esta crítica.

La investigación sobre el tratamiento psicodinámico de algunas poblaciones muestra resultados mixtos. Las investigaciones realizadas por analistas como Bertram Karon y sus colegas de la Universidad Estatal de Michigan habían sugerido que, cuando se les forma adecuadamente, los terapeutas psicodinámicos pueden ser eficaces con los pacientes esquizofrénicos. Investigaciones más recientes ponen en duda estas afirmaciones. El informe del Equipo de Investigación de Resultados de Pacientes con Esquizofrenia (PORT, por sus siglas en inglés) argumenta en su Recomendación 22 en contra del uso de la terapia psicodinámica en casos de esquizofrenia, señalando que son necesarios más ensayos para verificar su eficacia. Sin embargo, se ha observado que la recomendación del PORT se basa en las opiniones de los clínicos y no en datos empíricos, y que existen datos empíricos que contradicen esta recomendación.link to abstract Una revisión de la literatura médica actual en The Cochrane Library, (cuyo resumen actualizado está disponible en línea) llegó a la conclusión de que no existen datos que apoyen la opinión de que la psicoterapia psicodinámica es eficaz en el tratamiento de la esquizofrenia. Además, los datos también sugieren que el psicoanálisis no es eficaz (y posiblemente incluso perjudicial) en el tratamiento de los delincuentes sexuales.

Aunque la popularidad del psicoanálisis estaba en declive durante la década de 1980 y principios de 1990, los institutos psicoanalíticos prominentes han experimentado un aumento en el número de solicitantes en los últimos años. link to article

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