Al acercarse el día de San Valentín, es posible que te plantees una pregunta: ¿qué te atrajo de tu pareja? ¿Fueron sus similitudes? ¿Su amor compartido por la música clásica y los largos paseos por la playa?
Pues bien, la ciencia nos dice que la inspiración de nuestras relaciones puede no ser tan romántica. Todos hemos oído que los polos opuestos se atraen, y puede que en realidad sean tus diferencias, concretamente las relacionadas con el olfato, las que te ayuden a elegir a tu pareja.
En primer lugar, es importante tener en cuenta que los intentos de comprender nuestro sentido del olfato son muy difíciles. Además, nuestros olores naturales también son muy diversos y complicados. Así que los estudios que intentan incorporar ambos son intrínsecamente difíciles.
Un ejemplo de un estudio de este tipo, tiene que ver con la parte del MHC del genoma. En nuestros continuos intentos por comprender las partes que componen el genoma, los biólogos han vinculado un grupo concreto de genes denominado complejo mayor de histocompatibilidad (o el grupo MHC, para abreviar) tanto con la capacidad de nuestro cuerpo para protegerse de las enfermedades como con nuestro sentido de la atracción sexual.
Para el estudio, se dio a los hombres camisetas para que durmieran durante varias noches seguidas. A continuación, se pidió a las mujeres que olieran las camisetas y las clasificaran por orden de preferencia. Las mujeres tendían a preferir los olores de los hombres sin genes MHC similares, lo que sugiere no sólo un vínculo entre el grupo de genes MHC y el olor corporal, sino también nuestra preferencia por los genes MHC que difieren de los nuestros.