La ansiedad y esa sensación en la boca del estómago

¿Qué tiene que ver la ansiedad y la depresión con sus intestinos, sus bacterias intestinales en particular? Pues resulta que mucho. Al parecer, las bacterias probióticas del tracto digestivo afectan profundamente al «eje intestino/cerebro».

John Cryan, del Centro Farmacéutico Alimentario del University College Cork (Irlanda), ha realizado un estudio con 16 ratones sanos y Lactobacillus rhamnosus, una especie de bacteria probiótica que se encuentra en algunos yogures. Cuando se les sometió a varias pruebas de estrés, como un laberinto o la natación forzada, estos ratones se mostraron menos ansiosos y produjeron menos cortisol (una hormona del estrés) que los ratones que no fueron alimentados con los probióticos. Puede leer un breve artículo sobre el estudio aquí: http://www.nature.com/news/2011/110830/full/news.2011.510.html

Entonces, ¿qué significa para nosotros? Nuestro tracto digestivo no ha sido llamado nuestro segundo cerebro por nada. Cada vez está más claro que la salud del intestino y la del cerebro están estrechamente relacionadas y que una puede afectar a la otra. Dado que no comemos tantos alimentos fermentados como nuestras sociedades comían hace un siglo, además de vivir en tiempos de uso excesivo de antibióticos, nos convendría complementar con probióticos diariamente.

Use un probiótico de alta calidad – uno que esté recubierto entéricamente para que su ácido estomacal no los mate antes de que lleguen a su destino y puedan hacerle algún bien. En segundo lugar, los mejores son los que han sido prensados en una tableta compacta – los estudios demuestran que al menos algunas de las bacterias pueden atravesar el estómago ilesas.

¿Puedo prometerle un estado de ánimo alegre si lo hace? No, pero es posible que esté en mejor equilibrio, de arriba a abajo, si lo hace.