Todo el mundo se queja de vez en cuando de estar cansado. Tal vez usted estuvo despierto toda la noche empollando para un examen final, cuidando a un familiar enfermo, o tal vez simplemente no pudo conciliar el sueño. Son muchas las situaciones que provocan una disminución de los niveles de energía, pero una o dos noches de buen sueño suelen devolvernos a la normalidad. Pero, ¿qué pasaría si te despertaras cada mañana con la sensación de no haber descansado ni un momento? ¿Y si no pudieras funcionar en el trabajo, en casa o socialmente porque estás demasiado cansado? Eso es lo que la mayoría de los profesionales sanitarios considerarían fatiga crónica.
La fatiga crónica puede ser periférica o central. La periférica es la fatiga muscular o física, mientras que la fatiga central proviene del sistema nervioso central, y se asocia con la dificultad para realizar actividades físicas y mentales que requieren automotivación. Ya sea física o mental, es difícil enfrentarse a un estado constante de fatiga.
La fatiga es un síntoma descrito habitualmente por las personas con enfermedades hepáticas (hepatitis), independientemente de que la hepatitis esté causada por un virus, por el consumo excesivo de alcohol o grasas, o por una enfermedad hereditaria. La fatiga asociada puede ser intermitente o constante, leve o debilitante. No hay relación entre la gravedad de la enfermedad hepática y la gravedad de la fatiga. Las personas con una enfermedad hepática mínima pueden experimentar un agotamiento total, mientras que las que padecen una enfermedad hepática grave pueden no sentirse cansadas en absoluto, o viceversa.
Dado que la fatiga puede estar causada por una variedad de otros problemas de salud, como la anemia, la depresión, los trastornos del sueño, la mala alimentación, la deshidratación o la falta de ejercicio, puede ser difícil determinar si está causada por la enfermedad hepática, por afecciones secundarias o por una combinación de ambas.
No existe ningún medicamento, vitamina o cambio dietético mágico que alivie la fatiga por completo. Lamentablemente, para la mayoría de los que padecen hepatitis crónica, es algo con lo que deben aprender a lidiar. Dicho esto, hay ciertas estrategias que pueden hacer que la fatiga sea más soportable:
- Manejo (o tratamiento, si es posible) de la causa de la hepatitis, si está presente. Esto depende en gran medida del tipo de hepatitis (consulte nuestro artículo sobre la hepatitis para obtener más información).
- Tratamiento de afecciones secundarias como anemia, trastornos del sueño, disfunción tiroidea y depresión. Si son controladas adecuadamente por un médico, estas afecciones no contribuirán al nivel de fatiga.
- Pida ayuda a sus familiares y amigos. Las actividades como las tareas domésticas, la colada y la compra pueden dividirse fácilmente y repartirse a lo largo de la semana.
- Las terapias alternativas, como la acupuntura, la relajación, la meditación y los masajes, pueden ayudar a aliviar el dolor y disminuir la fatiga.
- Duerma lo suficiente. Relájese antes de acostarse; evite la cafeína, el alcohol y el tabaco por la noche; y mantenga una rutina regular (es decir, acuéstese todas las noches a la misma hora y levántese todas las mañanas a la misma hora).
- Consuma una dieta bien equilibrada que incluya fruta, verduras, cereales integrales y proteínas. Evite los alimentos con alto contenido en grasa, azúcar y sal (sodio).
- Asegure una ingesta adecuada de agua bebiendo líquidos durante todo el día. Evite las bebidas con cafeína, como las bebidas gaseosas, el té y el café, ya que agotan los líquidos necesarios para el organismo.
- El ejercicio regular realizado más de dos horas antes de acostarse favorece un sueño de mayor calidad. Pruebe diferentes tipos de ejercicio, como caminar, montar en bicicleta, bailar, trabajar en el jardín, nadar, practicar Tai Chi o yoga.
- Una actitud positiva puede ser un aliado muy poderoso a la hora de minimizar los síntomas de la fatiga. Puede ayudarle a sobrellevar más fácilmente el ajetreo diario de la vida y los muchos obstáculos que a menudo pueden presentarse en la vida.
Outlook
La fatiga no es algo que ninguno de nosotros elegiría experimentar a diario. Por desgracia, no siempre tenemos la opción. Aprender a controlar la fatiga, y no dejar que gobierne su vida, le permitirá disfrutar de las actividades de la vida cotidiana.