Cómo pasar 3 días en la Ruta Romántica

Con sus castillos de cuento de hadas y pueblos medievales, la Ruta Romántica ofrece uno de los viajes por carretera más memorables de Alemania. Tres días dan tiempo de sobra para explorar la ruta de 220 millas (355 kilómetros) y sumergirse en la cultura y la gastronomía bávaras. He aquí cómo.

Día 1: De Fussen a Augsberg

Lo más habitual es recorrer la Ruta Romántica de sur a norte, y utilizar Fussen -una bonita ciudad a los pies de los Alpes bávaros- como punto de partida. El transporte público a lo largo de la Ruta Romántica es limitado, por lo que la forma más conveniente de explorarla es como parte de un viaje de varios días o en un tour privado que le dé la flexibilidad de personalizar su itinerario. Dejar que otra persona conduzca le asegura empaparse del paisaje por el que la carretera es más famosa.

Las excursiones suelen visitar dos de los castillos más fotografiados de Baviera: el castillo de Ohenschwangau, hogar de la infancia del rey Luis II, y el castillo de Neuschwanstein, que sirvió de inspiración para el castillo de la Bella Durmiente en la película de Disney. Las colas en ambos castillos suelen superar las dos horas, por lo que se recomienda reservar una entrada sin colas. Concluya su primer día en la iglesia de Wies, incluida en la lista de la UNESCO, famosa por sus ornamentados interiores.

Día 2: De Augsburgo a Rothenburg ob der Tauber

Comience el día con una visita a la ciudad medieval de Augsburgo, una de las más antiguas de Alemania. Las visitas suelen abarcar el palacio barroco de Schaezler y la fuente de Hércules, y revelan información histórica que probablemente no encontrará en la guía.

Después, salga a la carretera para recorrer lo que se considera el tramo más pintoresco de la Ruta Romántica. Las ciudades de cuento de hadas de Donauworth, Nördlingen y Dinkelsbühl son paradas que merecen la pena; en cada una de ellas, las calles empedradas están bordeadas de edificios con fachadas de madera, casas adosadas con dos aguas y mercados tradicionales.

Llegue a Rothenburg ob der Tauber a tiempo para cenar en una de las tabernas tradicionales, donde podrá degustar especialidades bávaras como el asschweinshaxe (jarrete de jamón asado), el sauerkraut (col fermentada), o elspaetzle (fideos), acompañados, por supuesto, de la mundialmente famosa cerveza de Baviera.

Día 3: De Rothenburg a Wurzburg

La ciudad amurallada de Rothenburg ob der Tauber es un paraíso para los amantes de la historia y la arquitectura. Aunque es demasiado pequeña para perderse en ella, el laberinto de callejuelas hace que sea fácil perderse lo más destacado de la arquitectura: una visita a pie o un paseo en rickshaw le garantizan que aprovechará al máximo su tiempo y encontrará los lugares más dignos de ser fotografiados.

Siga el último tramo de la carretera hasta su final en Wurzburgo, deteniéndose para admirar el Palacio de Weikersheim y visitar la ciudad balneario de Bad Mergentheim por el camino. En Wurzburgo, haga un recorrido a pie para conocer los monumentos más memorables de la ciudad y conocer la historia local. Destacan la Residencia de Wurzburgo, incluida en la lista de la UNESCO, y la fortaleza de Marienberg, situada en la cima de la colina. Los amantes del vino quizá prefieran dirigirse al valle del Tauber, que alberga algunas de las mejores bodegas de Baviera y es un lugar popular para practicar el senderismo y el ciclismo.