La cafeína es un estimulante químico natural llamado trimetilxantina. Su fórmula química es C8H10N4O2 (ver Erowid: Caffeine Chemistry para una imagen de la estructura molecular). Es una droga, y de hecho comparte una serie de rasgos con drogas más conocidas como las anfetaminas, la cocaína y la heroína. Como explicaremos con más detalle en las próximas páginas, la cafeína utiliza los mismos mecanismos bioquímicos que estas otras drogas para estimular la función cerebral: Si sientes que tu mente se acelera después de beber un espresso de más, no estás imaginando cosas.
En su forma pura, la cafeína es un polvo blanco cristalino que tiene un sabor muy amargo. Es útil desde el punto de vista médico para estimular el corazón y también sirve como diurético suave, aumentando la producción de orina para eliminar los líquidos del cuerpo.
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La cafeína ha sido una parte integral de la cultura mundial durante cientos de años. El folclore africano sitúa el descubrimiento de las propiedades energéticas del café alrededor del año 800 d.C., y los relatos europeos y asiáticos indican que el café y el té eran alimentos básicos locales ya en el siglo XIV. Aunque el café se consideraba a menudo un lujo raro para las sociedades alejadas de las regiones cafeteras, los alimentos y las bebidas elaborados a partir de otras plantas que contienen cafeína probablemente formaban parte del arsenal médico y nutricional de la humanidad desde antes de la historia documentada.
Hoy en día, la cafeína se utiliza en gran medida como lo ha hecho durante generaciones: Proporciona un «impulso de energía» o una sensación de mayor alerta. Muchos antiguos estudiantes recuerdan haber consumido café fuerte o pastillas de cafeína para mantenerse despiertos mientras estudiaban para los exámenes finales. Del mismo modo, los conductores que realizan largos viajes por carretera suelen llenar sus portavasos con bebidas energéticas o cafés de tiendas de conveniencia para ayudarles a llegar a su destino.
No obstante, recuerde que la cafeína comparte algunos rasgos de esas drogas mucho más duras, incluida la capacidad de causar adicción. Mucha gente siente que no puede funcionar por la mañana sin una taza de café (y su impulso de cafeína) para empezar el día. Los efectos de la cafeína pueden ser mucho más suaves que los de las drogas ilícitas, pero dejar el hábito de la cafeína puede ser difícil para alguien que ha convertido la droga en una parte importante de su dieta y su estilo de vida.
La cafeína, a diferencia de muchas otras drogas, abunda en lo que comemos y bebemos. Siga leyendo para saber qué alimentos proporcionan la mayor parte de la cafeína del mundo, y descubra las muchas formas en que el consumo de cafeína se ha convertido en parte de la cultura global.