El 30 de enero de 1999, los científicos anunciaron que una vejiga cultivada en laboratorio había sido trasplantada con éxito a perros. Estas vejigas artificiales funcionaron bien durante casi un año en los perros. En el año 2000, se desarrolló un nuevo procedimiento para crear vejigas artificiales para humanos. Este procedimiento se denomina neovejiga ortotópica. Este procedimiento consiste en dar forma a una parte (normalmente de 35 a 40 pulgadas) del intestino delgado del paciente para formar una nueva vejiga; sin embargo, estas vejigas hechas con tejidos intestinales produjeron efectos secundarios desagradables.
En 2006, apareció en The Lancet la primera publicación sobre el trasplante experimental de vejigas de bioingeniería. En el ensayo participaron siete personas con espina bífida de entre cuatro y diecinueve años de edad a las que se les hizo un seguimiento de hasta cinco años después de la cirugía para determinar los efectos a largo plazo. La preparación de las vejigas y la realización del ensayo corrieron a cargo de un equipo de biólogos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest y del Hospital Infantil de Boston dirigido por el profesor Anthony Atala.