Los esguinces de tobillo son una lesión común. Según el Sistema Nacional de Vigilancia Electrónica de Lesiones (NEISS), se estima que en 2009 se produjeron 630.891 esguinces de tobillo (CPSC, 2011). El ligamento talofibular anterior (AFTL) suele sufrir un esguince como resultado de una lesión de plantarflexión-inversión. A veces también se esguinza el ligamento calcaneofibular o el ligamento talofibular posterior (PTFL) (Komenda y Ferkel, 1999). La paciente de este estudio presentaba un dolor lateral en el tobillo reproducible mediante plantarflexión y eversión pasivas, y se quejaba de dolor durante el ejercicio y la práctica de deportes. Estos hallazgos son consistentes con un esguince del PTFL. También se ha demostrado que los fallos de posición se producen en la articulación tibiofibular, imitando los síntomas de un esguince de tobillo. Brian Mulligan fue el primero en plantear la hipótesis de la aparición de fallos posicionales en el tobillo. Desarrolló una técnica de Movilización con Movimiento (MWM) para tratar estos fallos posicionales. Mulligan también planteó la hipótesis de que podría producirse un fallo posicional similar en dirección posterior, imitando un esguince del PTFL (Mulligan, 2010, p. 71, 96-97). El propósito de este estudio de caso es presentar a un paciente con un aparente esguince del ligamento talofibular posterior que respondió a una MWM de deslizamiento anterior del peroné. Las dos mediciones utilizadas para evaluar la función y el dolor fueron el Foot and Ankle Ability Measure (FAAM) y una escala numérica de dolor de 10 puntos. Cada medida se llevó a cabo antes del tratamiento, después de la interrupción del tratamiento, 6 meses después del tratamiento y 12 meses después del tratamiento. Se obtuvo una respuesta positiva, ya que sus síntomas se redujeron y pudo volver a su nivel de función anterior.