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La autoaceptación se define como «la aceptación de un individuo de todos sus atributos, positivos o negativos». Incluye la aceptación del cuerpo, la autoprotección ante las críticas negativas y la creencia en las propias capacidades.
Muchas personas tienen una baja autoaceptación. Puede haber muchas razones para ello, pero una teoría ampliamente aceptada es que, dado que desarrollamos nuestra autoestima, en parte, a partir del aprecio de los demás, las personas con baja autoaceptación pueden haber tenido padres que carecían de empatía durante su infancia. En consecuencia, en su vida adulta, pueden necesitar una afirmación mucho más fuerte de los demás que la mayoría de las personas. En otras palabras, los niveles ordinarios de aprobación no «mueven la aguja» de su autoestima.
Algunas personas con baja autoaceptación tratan de reforzarla logrando grandes cosas. Pero esto sólo ayuda a su autoestima durante un tiempo. Eso es porque los logros son un pobre sustituto de la intimidad. Además, estas personas suelen tener la impresión de que «aguantar» cuando se sufre es el principal reflejo de su valor. Les resulta difícil creer en el cuidado genuino, y cuando éste se presenta, desconfían de él.
Por supuesto, la autoaceptación (o la falta de ella) no existe en el vacío: en realidad tiene efectos profundos en su salud física y psicológica. Por esa razón, vale la pena entender cuáles son estos efectos y qué puedes hacer al respecto.
Las consecuencias emocionales y físicas de la baja autoaceptación
Sin autoaceptación, tu bienestar psicológico puede verse afectado y, a menudo, las intervenciones beneficiosas son menos útiles para ti que para otras personas con mayor autoaceptación.
Por ejemplo, practicar la atención plena puede ayudar a muchas personas a reducir el impacto del estrés. Pero cuando no puedes aceptarte a ti mismo, resulta menos eficaz. Además, si tienes una enfermedad física como la artritis reumatoide, no aceptarte a ti mismo puede hacer que te sientas más ansioso por tu cuerpo. En este contexto, sus pensamientos negativos automáticos aumentan.
Además, si se siente negativamente sobre sí mismo, las regiones del cerebro que le ayudan a controlar las emociones y el estrés tienen menos materia gris que alguien con un mayor grado de autoaceptación, es decir, estas regiones tienen realmente menos tejido con el que «trabajar». Esta falta de materia gris también puede aparecer en las regiones del tronco cerebral que procesan el estrés y la ansiedad. Las señales de estrés de estas últimas regiones, a su vez, alteran las regiones de control emocional. Así pues, una mala autoaceptación puede perturbar el control emocional de dos maneras: directamente, al perturbar las regiones cerebrales que lo controlan, y también indirectamente, al aumentar las señales de estrés en su cerebro que posteriormente perturban estas regiones.
Cómo reforzar su autoaceptación
Hay tres formas de aumentar la autoaceptación:
- autorregulación
- conciencia de sí mismo
- autotrascendencia.
La autorregulación implica suprimir las emociones negativas, como el odio a uno mismo, volver a centrarse en los aspectos positivos de uno mismo y replantear las situaciones negativas para ver las oportunidades que ofrecen. Por ejemplo, buscar formas en las que las críticas negativas puedan ayudarte a crecer constituye un reencuadre.
Sin embargo, el autocontrol puede ser menos poderoso de lo que pensamos. La falta de autoaceptación puede ser profundamente inconsciente, es decir, puede existir en un nivel que escapa a nuestro control consciente. Además, cuando no te aceptas ni te perdonas, «tú» sigues separado de «ti mismo» – no te sientes «unido». Ambas partes -la que necesita perdonar y la que necesita ser perdonada- están en desacuerdo. En esta situación, la autotrascendencia puede ser útil.
Cuando eres «autotrascendente», confías menos en las cosas externas a ti para definirte. En su lugar, recurres a un sentido no forzado de conexión con el mundo. Puede conseguirlo contribuyendo al trabajo, a la familia o a la comunidad en general. El objetivo es buscar la unidad con algún sistema de forma sincera y auténtica. Cualquiera de los métodos que he descrito en este post también puede contribuir a la autotrascendencia.
Afortunadamente, al igual que la autoaceptación, la autotrascendencia también engendra cambios físicos en el cerebro. Se ha asociado con una mayor disponibilidad del transportador de serotonina en el tronco cerebral. Como se ha mencionado anteriormente, esta misma región influye en la autoaceptación. La meditación trascendental es otra herramienta potencial a considerar para la autotrascendencia. Disminuye el cortisol y reduce la respuesta al estrés.
La meditación como camino hacia la autoaceptación
La autoaceptación también puede lograrse mediante otros dos tipos de meditación: la meditación de atención plena y la meditación de bondad amorosa.
La atención plena a las emociones implica no «juzgar», sino observar, tus emociones cuando surgen. Esto puede reducir la respuesta emocional del cerebro a la ansiedad y la angustia. De hecho, «calma» la amígdala.
Tener más compasión hacia uno mismo parece ser útil para aumentar la autoaceptación. La meditación de la bondad amorosa puede ayudar a alcanzar este estado al cambiar la actividad de las regiones del cerebro que perciben y procesan las emociones. Por ejemplo, las personas que antes eran insensibles a los elogios pueden llegar a aceptarlos mejor. También se asocia con una mayor conectividad dentro del cerebro. Esto tiene sentido, ya que la falta de autoaceptación se ha asociado con una actividad excesiva del hemisferio derecho del cerebro. La meditación de bondad amorosa proporciona una forma potencial de corregir este desequilibrio.
Encuentra las formas de autoaceptación que funcionan para ti
No todos estos métodos funcionan para todos. Y aunque los ensayos doble ciego controlados con placebo siguen siendo el patrón de oro científico para evaluar si cada intervención «funciona», también son limitados. Nos dicen poco acerca de lo que funcionará para un individuo – un individuo es, por definición, singularmente diferente de todos, incluyendo los participantes del estudio. Por lo tanto, lo más importante es hacer lo que funciona para uno mismo. La autoaceptación es la clave de una vida emocional y psicológica sana. Comience a explorar lo que funciona para usted hoy mismo.