Por Angela Betsaida B. Laguipo, BSNRevisado por Chloe Bennett, B.Sc.

La terapia cognitivo-conductual se utiliza para tratar una variedad de condiciones, incluyendo el trastorno del espectro autista (TEA). La terapia hablada puede ayudar a los pacientes a manejar sus problemas ayudándoles a reconocer y comprender cómo sus comportamientos, pensamientos y emociones se afectan mutuamente.

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¿Qué es la terapia cognitivo-conductual?

La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una terapia que pretende que los pacientes reconozcan sus propios pensamientos, expectativas y actitudes para cambiar las creencias falsas y negativas. Es uno de los tipos más comunes de psicoterapia y consiste en una combinación de dos enfoques: la terapia cognitiva y la conductual.

La investigación ha descubierto que el enfoque es eficaz para tratar una amplia gama de problemas emocionales y de salud mental y tiene como objetivo ayudar al paciente a identificar y desafiar los pensamientos negativos y poco útiles. Al mismo tiempo, el paciente puede aprender estrategias prácticas de autoayuda para hacer frente a su condición.

¿Cómo funciona?

La terapia cognitivo-conductual proviene del «conductismo», un enfoque psicológico que trabaja bajo el supuesto de que todo el comportamiento humano es aprendido. Por lo tanto, desde el punto de vista conductista, se pueden aprender nuevas conductas y desaprender las existentes. El propósito de la terapia cognitivo-conductual es cambiar el pensamiento y ciertos comportamientos que impiden obtener resultados positivos.

Mientras que otros métodos de psicoterapia implican la exploración del pasado para conocer los sentimientos del paciente, la TCC se concentra más en el «aquí y ahora» y en los pensamientos y creencias actuales del paciente.

En la TCC, el consejero ayuda al paciente a entender su problema dividiéndolo en partes más pequeñas. Como resultado de esto, puede que le resulte más fácil ver cómo las partes están conectadas y el impacto que tienen en sus pensamientos y emociones. Los diferentes componentes que el consejero podría explorar incluyen la situación, los pensamientos, las emociones, los sentimientos físicos y las acciones.

Cuando el paciente puede reconocer estas partes, puede determinar fácilmente el problema, sus efectos y cómo afrontarlo. Como resultado, con la TCC, los pacientes pueden aprender a cambiar sus pensamientos negativos por otros más positivos.

La TCC puede ayudar con varios trastornos psicológicos, como la ansiedad, los trastornos de pánico, la depresión, los trastornos alimentarios, el estrés, el estrés postraumático , el trastorno obsesivo-compulsivo, la psicosis y el bipolar. Más recientemente, también se ha utilizado para tratar otras afecciones como el trastorno del espectro autista.

¿Qué es el trastorno del espectro autista?

El trastorno del espectro autista es un trastorno del desarrollo caracterizado por una marcada participación en conductas repetitivas, déficits en la capacidad de comunicarse libremente e interactuar socialmente con los demás. Los individuos con el trastorno tienden también a tener intereses restringidos y una combinación de estos síntomas a menudo impactan en la capacidad de un individuo para manejar su vida diaria.

Beneficios de la terapia cognitiva conductual para el autismo

Reducir la ansiedad en pacientes con trastorno del espectro autista

La ansiedad es un problema común y perjudicial en aquellos con autismo. Muchos pacientes con autismo también recibirán otro diagnóstico, con varias condiciones médicas vinculadas al trastorno.

Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de York, alrededor del 70% de los niños con autismo se enfrentarán a algún tipo de problemas emocionales. Aproximadamente la mitad de estos niños tendrá ansiedad y entre el 25 y el 40% experimentará ira o depresión. Además, el estudio descubrió que la TCC ayudaba a los pacientes con autismo a afrontar y manejar no sólo su ansiedad, sino también cualquier otro problema emocional que experimentaran.

Ayudar a los pacientes a manejar situaciones estresantes

Los niños y adolescentes con autismo pueden tener dificultades para manejar situaciones estresantes. La terapia cognitivo-conductual se recomienda para los niños con síntomas leves de autismo. La terapia tiene como objetivo definir los desencadenantes de ciertos comportamientos, para que el niño pueda identificar los escenarios por sí mismo. Por ejemplo, cuando los niños aprenden las respuestas prácticas necesarias para una determinada situación, también aprenden a afrontar la ansiedad y el miedo que la acompañan. Como resultado, pueden reducir los pensamientos negativos y cambiarlos por otros positivos.

Ayudar a los individuos a cambiar las creencias inadaptadas

Las personas con autismo pueden mostrar creencias inadaptadas, que pueden definirse como creencias que son falsas o irracionales, incluyendo los pensamientos negativos. Algunas de estas creencias incluyen el pensamiento de «todo o nada». Este estilo de pensamiento poco útil también se denomina pensamiento «en blanco y negro», en el que el paciente piensa en los extremos de una situación. Por ejemplo, si un paciente piensa en su capacidad para completar una tarea, puede decir que lo hará muy bien o terriblemente.

Otro estilo de pensamiento negativo es cuando el paciente generaliza todo basándose en un solo evento. Si un individuo con autismo fracasa en una tarea, puede creer que fracasará en cualquier otra tarea que se le proponga. Por último, la personalización es un estilo de pensamiento negativo en el que el paciente se culpa a sí mismo de algo que no fue completamente culpa suya. Se ha comprobado que la terapia cognitivo-conductual es eficaz para tratar estos estilos de pensamiento en las personas con autismo.

La terapia cognitivo-conductual ha estado presente desde la década de 1960, y se sigue utilizando hasta hoy. Aparte de los problemas de salud mental, la TCC ha demostrado ser eficaz para los niños y adolescentes con autismo.

Más lecturas

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• ¿Qué es el autismo?
• Causas del autismo
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Escrito por

Angela Betsaida B. Laguipo

Angela es enfermera de profesión y escritora de corazón. Se graduó con honores (Cum Laude) por su licenciatura en enfermería en la Universidad de Baguio, Filipinas. Actualmente está completando su Master donde se especializa en Enfermería Materno-Infantil y trabaja como instructora clínica y educadora en la Escuela de Enfermería de la Universidad de Baguio.

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