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Cuando el agua se congela y se convierte en hielo, forma una estructura cristalina que ocupa más espacio que como agua líquida. Aplicar presión al hielo aplasta la estructura cristalina y reduce el punto de fusión del agua. Se necesita una gran cantidad de presión para marcar la diferencia, ya que a dos veces la presión atmosférica, el punto de fusión sólo se reduce en 0,007 grados Celsius. Los patines de hielo son un ejemplo famoso de cómo la presión funde el hielo. El delgado patín hace que el peso del patinador recaiga sobre una pequeña zona, derritiendo el hielo directamente bajo el patín. Esto forma una fina superficie de agua sobre la que el patinador se desliza. Una vez que se retira la presión del lugar, se vuelve a congelar en hielo. Formar una bola de nieve funciona de la misma manera. Al apretar la nieve, ésta se derrite parcialmente. Cuando se libera la presión, la bola de nieve se congela y conserva su forma. Un experimento que se realiza a veces consiste en un gran bloque de hielo. Se cuelga una cuerda de piano sobre el hielo con pesas a ambos lados. La cuerda se desplaza lentamente a través del bloque de hielo derritiendo el hielo que hay justo debajo. A medida que va cayendo, el agua que está por encima del alambre se vuelve a congelar en su sitio, hasta que el alambre atraviesa completamente el bloque de hielo.