La primera vez que vi un lobo en las montañas Adirondack del estado de Nueva York fue en 1956. Era un lobo de matorral, o coyote (Canis latrans), no un lobo de verdad, pero para un joven y ansioso estudiante de vida silvestre esta distinción significaba poco. La presencia de este gran cánido matador de ciervos hizo que mi fresca imaginación viera los Adirondacks como una auténtica zona salvaje del norte.
Desde entonces he pasado los últimos 40 años estudiando al verdadero lobo: el lobo gris (Canis lupus). Aunque habita en los alrededores de Quebec y Ontario, el lobo gris todavía no ha vuelto a los Adirondacks como lo ha hecho en Wisconsin, Michigan y Montana. Estos tres estados tienen la ventaja crítica de contar con una población de lobos cercana y corredores naturales a través de los cuales los dispersores de los embalses podrían inmigrar.
Los Adirondacks, por otro lado, son geográficamente más parecidos a la zona de Yellowstone en el sentido de que están separados de cualquier embalse de lobos por largas distancias y áreas intensamente desarrolladas por el hombre que son aversivas a los lobos de las poblaciones de los embalses. Si los lobos van a volver a los Adirondacks, es casi seguro que tendrán que ser reintroducidos, como lo fueron en el Parque Nacional de Yellowstone.
La reintroducción de lobos, a diferencia de la recuperación natural, es una cuestión especialmente polémica, ya que implica una acción dramática y deliberada que debe estar abierta al escrutinio público, a una discusión y revisión exhaustivas y a un debate muy polarizado. Esto es así porque una vez que se reintroduce una población de lobos en una zona, debe gestionarse para siempre. No hay vuelta atrás. El lobo fue erradicado una vez no sólo de los Adirondacks sino de casi todos los 48 estados contiguos. Esa hazaña la consiguió una sociedad principalmente pionera que se aplicó sin descanso a la tarea, armada con veneno. Nunca podremos volver a esos días, así que una vez que el lobo se reintroduzca con éxito, es casi seguro que estará aquí para quedarse.