La música ambiental se describe en Wikipedia como «un género musical que enfatiza el tono y la atmósfera por encima de la estructura musical tradicional o el ritmo». Esta música fue popularizada y bautizada por Brian Eno a partir de los años 70 con álbumes como Discreet Music y Ambient 1: Music for Airports.

Eno incluyó un ensayo titulado «Ambient Music» en la contraportada de su libro A Year With Swollen Appendicies en el que describe el suceso que le inspiró para grabar Discreet Music. Tras un accidente, Eno quedó inmovilizado en la cama de un hospital, donde una amiga le llevó un disco de música de arpa del siglo XVII.

«Le pedí que lo pusiera al marcharse, y así lo hizo, pero no fue hasta después de que se hubiera ido cuando me di cuenta de que el equipo de alta fidelidad estaba demasiado silencioso y uno de los altavoces se había rendido de todos modos. Afuera llovía a mares y apenas podía oír la música por encima de la lluvia: sólo las notas más fuertes, como pequeños cristales, icebergs sónicos que surgían de la tormenta. No podía levantarme y cambiarlo, así que me quedé tumbado esperando a que llegara mi próxima visita para solucionarlo, y poco a poco me fue seduciendo esta experiencia auditiva. Me di cuenta de que eso era lo que quería que fuera la música: un lugar, una sensación, un matiz para mi entorno sonoro». – Brian Eno, «Ambient Music» de A Year With Swollen Appendicies

Poco después, Eno publicó Discreet Music, que describe como «realmente el primer disco de ambient», aunque no fue hasta Ambient 1: Music for Airports, de 1978, cuando Eno utilizó realmente la palabra «ambient» para describir la música. Hoy en día, «ambient» se utiliza para describir no sólo gran parte de la obra de Eno, sino todo un género que se originó antes de que Eno acuñara el término hasta la música publicada por otros artistas contemporáneos.

Si bien no se puede atribuir a Brian Eno el mérito de haber creado el género por sí solo (aunque le haya dado nombre), es quizás el pionero más significativo del mismo. Como tal, sus contribuciones al género merecen una atención especial. En concreto, un examen de los métodos que Eno utilizó para crear discos de ambient conduce a una importante revelación sobre la música.

Además de su trabajo con la música ambient, Brian Eno influyó significativamente en la escena del arte generativo, especialmente en la música generativa. Tengo disponible una explicación completa de la música generativa, pero la definición breve es «música creada por un sistema que no termina ni se repite.» Aunque Eno no utilizó este término hasta alrededor de 1995, describe técnicas que había estado utilizando ya en la década de 1970.

En un ensayo titulado «Generative Music» también de A Year With Swollen Appendices, Eno enumera varios álbumes en los que utilizó técnicas generativas: Discreet Music (1975), Ambient 1: Music for Airports (1978), Ambient 4: On Land (1982), Thursday Afternoon (1985) y Neroli (1993). Si el ensayo se escribiera hoy en día y no en 1995, esta lista probablemente incluiría también Reflection (2017), y Music for Installations (2018).

Para quienes estén familiarizados con la discografía de Eno, hay un sorprendente punto en común entre estos álbumes: todos son ambient. De hecho, todos los discos ambient de Eno parecen generativos. Y no, no me he olvidado de LUX de 2012; según Mother Jones, Eno no utiliza «ambient» para describirlo, y aun así, estoy bastante seguro de que en LUX se utilizaron técnicas generativas de todos modos.

Es posible que el uso de sistemas musicales interminables simplemente sea el método elegido por Eno para grabar álbumes ambient. Sin embargo, creo que hay un significado mayor. Considera que Reflection, de 2017, se publicó simultáneamente como un álbum tradicional y como una aplicación para iOS. La aplicación es en realidad el mismo sistema generativo que Eno grabó para crear el álbum, lanzado al público. Esto significa que cualquiera que posea la aplicación puede simplemente encender el sistema para escuchar un suministro interminable de música similar a Reflection. En 1995, Eno indicó que la venta de sistemas generativos como la app Reflection fue siempre su verdadero deseo:

«Mis discos, sin embargo, eran siempre grabaciones de la producción de uno u otro de estos sistemas: aunque podía producir música original para siempre, lo que iba en el disco era una sección de 30 minutos de su producción, que luego sería idéntica cada vez que la reproducías. Sin embargo, lo que siempre quise hacer fue vender el propio sistema, para que el oyente supiera que la música era siempre única». – Brian Eno, «Generative Music» en A Year With Swollen Appendices

Si publicar sistemas generativos fuera factible antes de 2017, es probable que Eno lo hubiera hecho para todos sus álbumes de ambient, en lugar de limitarse a publicar grabaciones de la producción.

«Ambient»

¿Por qué es importante para Brian Eno publicar música ambient como sistemas generativos cuando tantos otros artistas de ambient se conforman con publicar álbumes grabados tradicionales? En un breve post sobre Reflection en su página web, Eno ofrece una explicación (el énfasis es mío):

«Creo que ya no entiendo lo que significa -parece que se ha hinchado para dar cabida a algunos compañeros de cama bastante inesperados-, pero sigo utilizándolo para distinguirlo de las piezas de música que tienen una duración fija y elementos rítmicamente conectados y trabados»

Por decirlo de otro modo, la persona que acuñó el término de música «ambient» sólo utiliza esa palabra para describir obras que son generativas. Aunque Eno ha descrito sus propios álbumes de duración fija como ambient, podemos suponer que lo que realmente quiere decir es que el sistema fuente es la verdadera pieza de música ambient.

Personalmente, estoy de acuerdo con la definición de Eno. Me parece que para que la música sea verdaderamente ambient, debe ser también generativa. No llegué a esta conclusión hasta que empecé a hacer y escuchar sistemas de música generativa yo mismo.

Cuando pienso en qué aspectos de un entorno se consideran parte del ambiente, pienso en aquellos que persisten en mis sentidos durante mucho tiempo mientras estoy en ese entorno. Mientras estoy sentado en mi salón escribiendo esto, el ambiente de la habitación consiste en:

• La vista: Los colores de las paredes, el suelo, el techo y los muebles. La estética de cosas como el sofá, la mesa de centro y el soporte del televisor. La luz del sol de la mañana que entra por las ventanas y la luz de las lámparas.
• Olor: El desayuno que preparé y comí en la cocina cercana. Mi taza de té.
• Sonido: El sistema de climatización de mi casa soplando aire por las rejillas de ventilación. El golpeteo de mi teclado. El zumbido de los ventiladores de mi portátil y otros aparatos electrónicos. El viento empujando las paredes de mi casa. El canto de los pájaros en el exterior. El coche que pasa ocasionalmente por el parque cercano.
• Tocar: La temperatura y la humedad de la habitación.

Ninguna de las cosas que considero parte del ambiente de mi entorno cambia muy rápidamente o a menudo; son constantes y persistentes. Son cualidades generales del entorno que probablemente durarán más de lo que yo esté sentado aquí escribiendo esto (excepto quizás el olor de mi té, ya que al final me lo beberé todo), y están presentes independientemente de que esté aquí para observarlas.

Para que la música sea realmente ambiental, creo que debería comportarse de forma similar a otros elementos que se consideran ambientales. En concreto, debería cambiar muy lentamente, si es que lo hace, y debería durar tanto como el oyente quiera escuchar para integrarse en el entorno. Por supuesto, este último requisito es diferente de una persona a otra y de un lugar a otro, que es precisamente la razón por la que se requiere música sin una duración fija.

La música grabada tradicional deja de formar parte del entorno en cuanto termina. Esto sería como si la luz del sol de mi ventana desapareciera de repente. Aunque se podría encadenar una lista de reproducción interminable de música, la frecuencia con la que cambia también impide que la música forme parte del ambiente, como si la luz del sol cambiara bruscamente de color cada pocos minutos. Compárese con la música generativa, que es la única capaz de ser «un tinte del ambiente sónico» durante todo el tiempo que se quiera escuchar. Esto me quedó claro cuando ponía música generativa en mi oficina, me iba durante varias horas mientras la música sonaba, y más tarde volvía con el mismo ambiente musical persistente. No estoy seguro de que esta experiencia pueda reproducirse adecuadamente con música no generativa.

Me encanta escuchar a artistas no generativos, llamados «ambientales», y su música me parece sumamente inspiradora. En concreto, cosas como la serie Selected Ambient Works de Aphex Twin, la serie The Disintegration Loops de William Basinski, Chihei Hatakeyama, Andy Othling/Lowercase Noises, y muchos más siguen ocupando cantidades masivas de mi consumo musical. No soy lo suficientemente audaz como para expresar juicios negativos sobre esta música simplemente porque no es generativa, ni tengo ninguno. Ni siquiera estoy sugiriendo que todos los demás utilicen mal el término «ambient», ya que el lenguaje no funciona así. Para ser honesto, me apaga un poco la obsesión por tratar de etiquetar cada centímetro de música. Sin embargo, personalmente no encuentro que este tipo de música se ajuste a mi propia definición de «ambient», lo que en realidad sólo es indicativo de mi propio y obstinado contrarianismo.

Creo que la mejor manera de ilustrar por qué creo que la música ambient es necesariamente creada por un sistema generativo es comparar la música con el papel pintado. Si pones papel pintado en tu dormitorio, seguirá formando parte del ambiente general de la habitación hasta que alguien decida quitarlo o cubrirlo; el papel pintado nunca desaparece por sí mismo. Creo que la música ambiental debería ser igual, y creo que el tipo que inventó el nombre podría estar de acuerdo. Sólo un sistema generativo puede proporcionar esa experiencia.

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