Cualquiera puede ser víctima de la violencia doméstica. Puede afectar a hombres y mujeres, tanto en relaciones heterosexuales como homosexuales, y se da entre personas sin importar la cultura, la religión, la edad o la clase social.
No hay una única razón por la que se produzca el abuso doméstico. Puede ser una combinación de factores, como las actitudes sociales, las respuestas de la comunidad y las experiencias psicológicas individuales del maltratador y de la persona maltratada.
Cada situación de maltrato doméstico es diferente. Sin embargo, todos los maltratadores utilizan formas similares para conseguir lo que quieren y mantener el poder y el control. Las personas pueden ser encantadoras, dulces y disculpadas un minuto y abusivas al siguiente. La pareja maltratada puede sentirse confundida y desequilibrada por estos cambios en el comportamiento de la persona maltratadora. A veces los supervivientes describen al maltratador como si tuviera una personalidad de Jekyll/Hyde.
Si la violencia o la amenaza de violencia se ha producido más de una o dos veces, es muy probable que se repita. La violencia suele empeorar con el tiempo, aumentando tanto la frecuencia como la gravedad. Es habitual que el maltrato se convierta en un patrón o ciclo de maltrato.
- Se produce una acumulación de tensiones y una ruptura de la comunicación
- Se produce un desencadenante que pone en marcha al maltratador
- Se produce un suceso violento
- Sigue el periodo de luna de miel. El maltratador se disculpa, pide perdón y jura que no volverá a ocurrir. Corteja a la pareja. La superviviente quiere creer que el maltratador cambiará y se reconcilian
- La vida vuelve a la normalidad hasta que comienzan de nuevo las tensiones y el ciclo continúa