¿Por qué es importante ir a los viajes misioneros?

¿Has considerado alguna vez ir a viajes misioneros pero no estás seguro de si vale la pena el tiempo y el dinero? ¿Tal vez es difícil para usted imaginarse a sí mismo haciendo una diferencia en la vida de alguien? Estamos aquí para decirte que sí, puedes y harás una diferencia en muchas vidas si decides ir a viajes misioneros. ¿No estás convencido? Siga leyendo y vea por qué creemos que los viajes misioneros valen la pena.

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Aprende sobre los problemas del Tercer Mundo

En el mundo acelerado en el que vivimos hoy en día es realmente fácil para nosotros quedar atrapados en lo que estamos haciendo y nunca dar un segundo pensamiento a lo que está sucediendo en el resto del mundo. Con la tecnología actual podemos pasar horas en las redes sociales y de vez en cuando ver una foto de un bebé africano sediento. O tal vez veamos a una familia sentada en la puerta de su casa tras haber sido destruida por un tifón… y puede que nos sintamos tristes por un momento, pero al desplazarnos nos olvidamos de todo. Ir de viaje misionero no sólo te permitirá experimentar lo que realmente sucede en el mundo, sino que también te ayudará a marcar la diferencia en la vida de esas personas

Descubre que quizás no seas…

El centro del universo… Es tan fácil perderse en nuestro propio mundo. Podemos entrar en un ritmo de sólo ver lo que queremos ver del resto del mundo. Puede que nos mantengamos al día con las noticias locales y nacionales, pero rara vez miramos para ver lo que sucede más allá de nuestras fronteras. Sin embargo, como cristianos estamos llamados a ir más allá de nuestras fronteras a todas las naciones. Para ir, es necesario conocer las luchas que enfrentan estas personas y determinar el mejor método para ayudarlas. Tal vez eso implique enseñarles una higiene sencilla, cómo cultivar un huerto o cómo gestionar sus finanzas personales, todo ello mostrando el amor de Cristo. No se necesita mucho para hacer una gran diferencia, pero primero tenemos que buscar la necesidad.

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Servir, dar, difundir el Evangelio

Dicen que «es mejor dar que recibir». Cuando nosotros, como cristianos, nos tomamos el tiempo de no hacer nada más que dar a los menos afortunados, nos da una nueva perspectiva. Nos damos cuenta de lo mucho que Dios nos ha bendecido y también nos damos cuenta de que Dios nos bendice para que podamos bendecir a otros. Tus pequeños deseos se vuelven menos importantes y las necesidades de los demás se convierten en tu centro de atención. Millones de personas no saben quién es Jesús. Ve a servir, a dar y a difundir la Buena Nueva de Dios. No sólo estarás ayudando a otros… también te estarás ayudando a ti mismo.