Los contenidos de nuestra mente consciente pueden parecer impredecibles, caprichosos y libres de control externo. Por ejemplo, cuando se nos pide que prestemos atención a un estímulo en un entorno laboral, podemos encontrarnos pensando en las tareas domésticas. El contenido consciente parece, pues, de naturaleza diferente al acto reflejo. En las condiciones adecuadas, los reflejos se producen de forma predecible, fiable y mediante control externo. A pesar de estas intuiciones, los teóricos han propuesto que, bajo ciertas condiciones, el contenido consciente se asemeja a los reflejos y surge de forma fiable a través del control externo. Introducimos la Tarea de Imaginería Reflexiva, un paradigma en el que, en función del control externo, el contenido consciente se activa de forma fiable y no intencionada: Cuando se les instruye para que no subvocalicen el nombre de un objeto de estímulo, los participantes no suprimen de forma fiable las imágenes relacionadas con el conjunto. Este contenido provocado por el estímulo se considera contenido de «alto nivel» y, en términos de etapas de procesamiento, se produce tarde en el flujo de procesamiento. Discutimos las implicaciones de este paradigma para la investigación de la conciencia.