Los murciélagos son los únicos mamíferos capaces de realizar un verdadero vuelo, es decir, un vuelo impulsado por un movimiento muscular a diferencia del planeo. El ala es una doble membrana de piel estirada entre los huesos enormemente alargados de cuatro dedos y que se extiende a lo largo del cuerpo desde las extremidades delanteras hasta las traseras y desde allí hasta la cola. El pulgar es pequeño, tiene garras y está libre de la membrana. Las extremidades traseras son pequeñas y pueden girarse de tal manera que las rodillas se doblan hacia atrás en lugar de hacia delante, como en otros mamíferos; esto es presumiblemente una adaptación para el despegue y el vuelo. En reposo, los murciélagos cuelgan la cabeza hacia abajo y se agarran a una rama o a una grieta con sus patas; desde esta posición emprenden el vuelo.
Casi todos los murciélagos son nocturnos y muchos viven en cuevas; aunque ven bien, se basan principalmente en su desarrollado oído, que utiliza la ecolocalización (sonar) para evitar colisiones y capturar insectos en vuelo. El murciélago emite sonidos agudos (hasta 100.000 hertzios) que hacen eco de los objetos que encuentra; el eco proporciona al murciélago información sobre el tamaño, la forma y la distancia del objeto. La velocidad a la que los murciélagos emiten estos chirridos es a veces de hasta 200 por segundo. Los murciélagos ciegos encuentran fácilmente su camino a través de complejas carreras de obstáculos, pero la sordera los deja indefensos.
- Introducción
- Características especiales
- Tipos de murciélagos
- Clasificación
- Bibliografía