Antecedentes: La melatonina es una hormona y antioxidante producida por la glándula pineal de la que se han reivindicado cuatro funciones neurobiológicas en la población envejecida: agente antienvejecimiento; eliminador de radicales libres; regulador del ritmo circadiano; inductor endógeno del sueño. La hipótesis de la «sustitución de la melatonina» afirma que 1) la disminución bien demostrada relacionada con la edad contribuye al insomnio y que 2) la sustitución con dosis fisiológicas de melatonina mejora el sueño. El objetivo de esta revisión fue determinar la evidencia de la eficacia de la melatonina en los insomnes de edad avanzada.
Métodos: Se realizó una búsqueda en la base de datos de MEDLINE entre 1990 y 2000 con «melatonina», «geriatría» y «(frágil)-ancianos» como subtítulos principales. Esto dio lugar a 78 artículos: sólo se revisaron los estudios con datos empíricos de tratamiento (N = 12).
Resultados: Seis informes (resumen, carta de investigación, estudio de caso retrospectivo, 3 estudios de etiqueta abierta) mostraron una tendencia hacia la eficacia de la melatonina: la calidad del sueño mejoró y en los pacientes con enfermedad de Alzheimer se redujo el atardecer. En 6 ensayos cruzados, aleatorizados y a doble ciego, se trató a un total de 95 pacientes (edad media: 65-79 años). Las dosis de melatonina oscilaron entre 0,5 mg y 6 mg; la mayoría tomó una única dosis entre 30 y 120 minutos antes de acostarse. En 3 estudios se utilizó una forma de liberación lenta. La calidad del sueño se midió objetivamente mediante actigrafía de muñeca (n = 4) y polisomnografía (n = 2), y además se evaluó la calidad subjetiva del sueño (n = 2). La latencia del sueño disminuyó significativamente en 4 estudios. En 3 estudios mejoraron otras medidas de la calidad del sueño (eficiencia del sueño, tiempo total de sueño y tiempo de vigilia durante el sueño). La calidad subjetiva del sueño no mejoró. No se produjo somnolencia a primera hora de la mañana. La comparación de los estudios sugiere que la melatonina es más eficaz en los insomnes de edad avanzada que utilizan crónicamente benzodiacepinas y/o con niveles documentados de melatonina bajos durante el sueño.
Conclusión: Existe suficiente evidencia de que dosis bajas de melatonina mejoran la calidad inicial del sueño en insomnes ancianos seleccionados. Sin embargo, son necesarios ensayos controlados aleatorios más amplios, con criterios de inclusión menos estrictos, para obtener pruebas de eficacia (es decir, relevancia clínica y subjetiva) en pacientes geriátricos que padecen insomnio, antes de poder abogar por su uso generalizado.