Los pros y los contras del sistema sanitario canadiense

Vive en Canadá dicen, disfruta de nuestra asistencia sanitaria de calidad dicen, ¿estás resfriado? No hay problema. ¿Un hueso roto? Absolutamente. ¿Una enfermedad agresiva de las encías, relacionada con problemas cardíacos, respiratorios y renales? ¿O una pérdida de visión degenerada por una disfunción neurológica en el nervio óptico? Lo sentimos, está cerrado.
Envidiado en todo el mundo, el sistema sanitario canadiense se basa en el principio de que los ciudadanos canadienses deben recibir «todos los servicios médicos hospitalarios y médicamente necesarios» (Gobierno de Canadá, 2011). Por definición, esto excluye cualquier mención a la atención dental y/o óptica. Los servicios ofrecidos por dentistas y optometristas registrados sólo se hacen evaluables para los canadienses con seguro médico privado o trabajos adecuados que ofrezcan prestaciones complementarias….mostrar más contenido…
Las noticias de la ABC informaron de un caso a principios de 2007, una familia estadounidense que se enfrentaba a regímenes sanitarios similares. Un niño de 12 años quedó con una grave infección cerebral después de que su afección dental «médicamente no esencial» quedara sin tratar debido a la inexistencia de un seguro médico. Meses después, el adolescente falleció (ABC News, 2007). Si las condiciones de vida y de trabajo son similares, ¿quién puede decir que un caso como éste no puede ocurrir al norte de la frontera? De hecho, ¿quién puede decir que un caso así no está ocurriendo ahora mismo? Cuando crecíamos, a menudo nos asustaba el dentista. La idea de las herramientas afiladas, las luces brillantes y la sangre nos echaba para atrás. Hoy en día, no nos rechazan por nuestros más profundos temores, sino simplemente por la insuficiente gestión sanitaria de Canadá.
Desgraciadamente, lo mismo ocurre con la atención óptica. Aunque las enfermedades oculares como las cataratas, el glaucoma y la retinopatía diabética están cubiertas públicamente. La cobertura de las revisiones oftalmológicas, las lentes de contacto, las gafas y/o las monturas y, en algunos casos, parte de los costes de la cirugía de corrección visual están totalmente controlados por el sector privado (Unite for Sight, 2009). Nuestra visión es una parte vital de nuestra vida diaria, todo, desde conducir, leer e interactuar con el mundo que nos rodea, implica el uso de una vista sana. Sin embargo, nuestro sistema sanitario se niega a incluir este nivel de atención en nuestras prestaciones públicas. Nuestra vista desempeña un papel más amplio que el simple bienestar de nosotros mismos, todos somos

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