Durante décadas, el mundo médico ha recomendado una dieta baja en grasas para perder peso, pero cada vez está más claro que la simple reducción de la ingesta de grasas/calorías no conduce a la pérdida de peso a largo plazo. En cambio, una dieta baja en carbohidratos y rica en proteínas ha demostrado ser más eficaz para perder peso. Una dieta baja en carbohidratos restringe la ingesta de carbohidratos refinados (pan blanco, pasta, dulces) y los sustituye por proteínas y grasas saludables.
Los beneficios de una dieta baja en carbohidratos no se limitan a la pérdida de peso. La reducción de los carbohidratos puede ayudar a mejorar otras condiciones de salud como el síndrome metabólico, la diabetes, la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares. Las dietas bajas en carbohidratos también pueden aumentar los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno) si se consumen los alimentos adecuados, como proteínas magras, grasas saludables y carbohidratos no procesados. Por ejemplo, una dieta baja en carbohidratos con alto contenido en carnes grasas, lácteos enteros y otros alimentos con alto contenido en grasas puede elevar el colesterol, lo que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardíacas y problemas renales.
¿Cómo funciona una dieta baja en carbohidratos?
El cuerpo utiliza los carbohidratos como principal fuente de combustible. Para perder peso, usted quiere que su cuerpo queme la grasa almacenada como energía en lugar de los carbohidratos. Cuando se consumen grandes cantidades de carbohidratos simples (como los que se encuentran en los almidones y los alimentos azucarados), se absorben en el torrente sanguíneo en forma de glucosa. Parte de la glucosa se quema como energía, mientras que el exceso de carbohidratos/glucosa se almacena como grasa. Los alimentos ricos en carbohidratos también son menos satisfactorios, lo que lleva a comer en exceso y, en última instancia, a ganar peso.
Una dieta baja en carbohidratos y alta en proteínas hace que el cuerpo utilice la grasa corporal almacenada como energía. Además, las proteínas son más satisfactorias, por lo que se puede comer hasta estar lleno pero consumiendo menos calorías, lo que ayuda a perder peso.
Donde una dieta baja en carbohidratos se complica es en la determinación de los alimentos que se deben evitar. Los carbohidratos complejos, como los que se encuentran en los cereales integrales, las frutas y las verduras, no causan el mismo pico de azúcar en la sangre y las punzadas de hambre que los carbohidratos simples, los que normalmente se encuentran en los alimentos procesados y el azúcar.
Una dieta baja en carbohidratos normalmente consiste en un límite diario de 60-130 gramos de carbohidratos, y los carbohidratos que se consumen deben provenir de fuentes ricas en fibra como las verduras, las frutas y los cereales integrales. Para la pérdida de peso, el Centro de Pérdida de Peso McCarty recomienda comer al menos 40 gramos al día de proteínas magras junto con grasas saludables.
Si está considerando una dieta baja en carbohidratos y alta en proteínas, hable con su médico o nutricionista para ver si es segura para usted. Su médico puede ayudarle a desarrollar un plan para asegurarse de que está recibiendo suficientes nutrientes en su dieta para una pérdida de peso y una salud óptimas.