Los accidentes cerebrovasculares silenciosos pueden poner en peligro la memoria

Los síntomas de un accidente cerebrovascular son a veces evidentes, como el entumecimiento o la debilidad en un lado de la cara, los problemas para hablar, la dificultad para caminar y los problemas de visión. Sin embargo, algunos accidentes cerebrovasculares pasan completamente desapercibidos, al menos de inmediato. Sin embargo, como se informa en el número de junio de Harvard Women’s Health Watch, el daño que estos denominados accidentes cerebrovasculares silenciosos causan en el frágil tejido cerebral puede tener efectos significativos y duraderos en la memoria.

Durante un típico accidente cerebrovascular isquémico, un coágulo de sangre bloquea un vaso sanguíneo que alimenta parte del cerebro. Sin un suministro constante de sangre, las células de esa zona funcionan mal y pueden morir. Los síntomas que aparecen reflejan las funciones que controlaba la parte del cerebro afectada. Un ictus hemorrágico causado por la rotura de un vaso sanguíneo hace lo mismo.

Durante un ictus silencioso, la interrupción del flujo sanguíneo se produce en una parte del cerebro que no controla ninguna función vital. Aunque no provoca ningún síntoma evidente -la mayoría de las personas que han sufrido un ictus silencioso no tienen ni idea de que se ha producido-, el daño sí aparece en una resonancia magnética o una tomografía computarizada.

Los ictus silenciosos podrían interrumpir el flujo de información en el cerebro necesario para la memoria, especialmente si se producen varios de ellos a lo largo del tiempo. Los daños provocados por los accidentes cerebrovasculares silenciosos pueden acumularse y provocar cada vez más problemas de memoria.

«Cuanto más daños o lesiones cerebrales se produzcan debido a estos accidentes cerebrovasculares silenciosos, más difícil será que el cerebro funcione con normalidad», afirma la doctora Karen Furie, directora del Servicio de Accidentes Cerebrovasculares del Hospital General de Massachusetts y profesora asociada de la Facultad de Medicina de Harvard.

Ser proactivo en la prevención del ictus

Si un ictus se presenta sin ningún síntoma y sólo puede verse en una resonancia magnética o en una tomografía computarizada, ¿qué se puede hacer, si es que se puede hacer algo al respecto?

Los ictus silenciosos «deberían concienciar a la gente de que es imprescindible controlar los factores de riesgo», dice la doctora Furie. Entre ellos se encuentran la presión arterial y el colesterol elevados, el tabaquismo, el exceso de peso, la falta de ejercicio y la fibrilación auricular.

Aquí tiene algunas formas clave de reducir sus posibilidades de sufrir un ictus, silencioso o no. (Puede leer más sobre cada una de ellas en el artículo completo en línea.)

  • Controlar la presión arterial
  • Limitar la sal a menos de 1 cucharadita al día
  • Intentar mantener el nivel de colesterol total por debajo de 200 miligramos por decilitro (mg/dL) y el colesterol LDL perjudicial por debajo de 100 mg/dL.
  • No fume.
  • Controlar su peso.
  • Comer más frutas y verduras.
  • Hacer ejercicio al menos cinco días a la semana.

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