No vincule la asignación básica a las tareas. Algunas familias están increíblemente bien organizadas. Pero a muchos padres les resulta difícil hacer un seguimiento de las múltiples tareas a lo largo de la semana. Incluso con las páginas web de seguimiento de tareas, el sistema puede colapsar por su propio peso.
En lugar de vincular la asignación básica a las tareas cotidianas del hogar, vincúlala a las «tareas financieras». Haga que los niños sean responsables de algunos de sus propios gastos: objetos de colección, entradas de cine, meriendas después del colegio.
Para vincular la paga con el trabajo, pague los trabajos «extra» tan pronto como sus hijos los completen. Esto es más fácil de controlar que una semana de tareas.
Mantenga la sencillez. Cuando los niños son más pequeños, considere la posibilidad de llevar la cuenta de su dinero con un sencillo sistema de chequera. Cada mes, anote su asignación (más el dinero de los regalos u otros ingresos) en un talonario de cheques. Cuando quieran dinero, pídales que le escriban un cheque y lo resten de su saldo.
Los adolescentes y la paga
Si espera hasta la adolescencia para dar a su hijo experiencia en la gestión del dinero, ha esperado demasiado. Su influencia está disminuyendo.
La mesada es el boleto a la independencia de un adolescente. Ahora puede pagarse mensualmente para fomentar la planificación a largo plazo, y debe cubrir la mayoría de los gastos diarios, así como los ingresos discrecionales. Habla con tus hijos adolescentes sobre sus gastos y llega a una cifra de mutuo acuerdo. A continuación, cíñase a esa cantidad, revisándola periódicamente.
Si un adolescente acepta un trabajo para ganar dinero extra, bien. Esto contribuye a la importantísima sensación de independencia. En general, no debería penalizar la iniciativa reduciendo la asignación, a menos que las circunstancias financieras no le dejen otra opción.
Sin embargo, puede llegar un momento en que la cuestión importante sea cuánto dinero necesita realmente un adolescente. Si su hijo gana 100 dólares a la semana cortando el césped, por ejemplo, no necesita otros 10 o 20 dólares de usted. Si tu hija hace de canguro de vez en cuando por 30 o 40 dólares más al mes, probablemente querrás subvencionar sus ingresos con una asignación. Los adolescentes deben entender que sus ingresos crecen con ciertas responsabilidades. Deben convertirse en ahorradores además de gastadores.
No siempre se puede obligar a los adolescentes a ahorrar, pero deben estar lo suficientemente familiarizados con las circunstancias financieras de la familia como para saber si tendrán que pagar ellos mismos toda o parte de la universidad, o si usted puede ayudarles con un coche más los gastos de gasolina, reparaciones y seguro. Los ahorros de los adolescentes deben guardarse en bancos, cooperativas de crédito o asociaciones de ahorro y préstamo, no en huchas. Presenta a tus hijos los servicios de las instituciones financieras y hazles ver las ventajas.