La saliva en la boca es un biofluido producido principalmente por tres pares de glándulas salivales mayores -las glándulas submandibulares, parótidas y sublinguales- junto con las secreciones de muchas glándulas salivales menores submucosas. La secreción de las glándulas salivales es un reflejo mediado por los nervios y el volumen de saliva secretado depende de la intensidad y el tipo de sabor y de la estimulación quimiosensorial, masticatoria o táctil. Los periodos largos de flujo bajo (en reposo o no estimulado) se interrumpen con periodos cortos de flujo alto, estimulados por el gusto y la masticación. El reflejo salival mediado por los nervios está modulado por señales nerviosas procedentes de otros centros del sistema nervioso central, lo que es más evidente como hiposalivación en momentos de ansiedad. Un ejemplo de otras influencias neurohormonales en el reflejo salival es el ritmo circadiano, que afecta al flujo salival y a la composición iónica. Los nervios autónomos parasimpáticos colinérgicos y simpáticos adrenérgicos evocan la secreción salival, señalizando a través de los receptores muscarínicos M3 y adrenoceptores de las células acinares salivales y provocando la secreción de líquido y proteínas salivales. Las células acinares de las glándulas salivales son secretoras de cloruro y sodio, y el líquido isotónico producido se vuelve hipotónico por las células de los conductos de las glándulas salivales a medida que fluye hacia la boca. Las glándulas salivales segregan las principales proteínas presentes en la saliva, creando viscoelasticidad y permitiendo el recubrimiento de las superficies orales con saliva. Las películas salivales son esenciales para mantener la salud bucal y regular el microbioma bucal. La saliva de la boca contiene una serie de biomarcadores validados y potenciales de enfermedad derivados de las células epiteliales, los neutrófilos, el microbioma, el líquido crevicular gingival y el suero. Por ejemplo, los niveles de cortisol se utilizan para evaluar el estrés, las metaloproteinasas de matriz 8 y 9 parecen ser marcadores prometedores de la caries y la enfermedad periodontal, y se ha propuesto un panel de ARNm y proteínas como marcador del carcinoma oral de células escamosas. Comprender los mecanismos por los que los componentes entran en la saliva es un aspecto importante para validar su uso como biomarcadores de salud y enfermedad.