Italismo absoluto, teoría filosófica asociada principalmente con G.W.F. Hegel y Friedrich Schelling, ambos filósofos idealistas alemanes del siglo XIX, Josiah Royce, un filósofo estadounidense, y otros, pero, en su esencia, el producto de Hegel. En general, el Idealismo Absoluto puede caracterizarse por incluir los siguientes principios (1) el mundo cotidiano común de las cosas y las mentes encarnadas no es el mundo como realmente es, sino simplemente como aparece en términos de categorías no criticadas; (2) el mejor reflejo del mundo no se encuentra en las categorías físicas y matemáticas, sino en términos de una mente autoconsciente; y (3) el pensamiento es la relación de cada experiencia particular con el todo infinito del que es una expresión, en lugar de la imposición de formas ya hechas sobre un material dado.
El idealismo para Hegel significaba que el mundo finito es un reflejo de la mente, que es la única verdaderamente real. Sostenía que el ser limitado (lo que llega a ser y pasa) presupone el ser ilimitado infinito, dentro del cual lo finito es un elemento dependiente. Desde este punto de vista, la verdad se convierte en la relación de armonía o coherencia entre los pensamientos, más que en una correspondencia entre los pensamientos y las realidades externas. A medida que se avanza desde el confuso mundo de la experiencia sensorial hasta las categorías más complejas y coherentes de la ciencia, se llega a la Idea Absoluta, de la que todas las demás ideas abstractas no son más que una parte. Hegel también sostenía que esta claridad creciente es evidente en el hecho de que la filosofía posterior presupone y avanza a partir de la filosofía anterior, acercándose en última instancia a aquello con lo que todas las cosas están relacionadas y que, sin embargo, se contiene en sí mismo, es decir, a la Idea Absoluta.
Schelling, aunque similar a Hegel en cuanto a que también creía en la Idea Absoluta, difería de él en cuanto a que identificaba lo Absoluto como la unidad indiferenciada, o sin rasgos, de los opuestos. Así, en el estado de intuición intelectual, sujeto y objeto, siendo opuestos, se pierden en el anonimato del Absoluto. Hegel atacó esta posición en su Phänomenologie des Geistes (1807; Fenomenología de la Mente).
Royce propuso que las mentes humanas son fragmentos del Absoluto y, sin embargo, permanecen de algún modo como seres y personas separadas. Sostenía que los yoes individuales (como partes del Absoluto) son capaces, a través de la virtud fundamental de la lealtad, de buscar su significado cada vez mayor y más amplio e identificarse con él, acercándose así al Absoluto.
El idealismo de Hegel formó la base del Idealismo Absoluto de muchos filósofos (incluyendo a F.H. Bradley y Bernard Bosanquet), que hicieron del Idealismo Absoluto una filosofía dominante del siglo XIX.