De un vistazo
- Investigadores descubrieron un papel clave de los hongos intestinales en el daño hepático observado en la enfermedad hepática alcohólica.
- Un fármaco antifúngico protegió a los ratones de la progresión de la enfermedad hepática relacionada con el alcohol.
- Los resultados preliminares sugieren que los fármacos antifúngicos también podrían tener potencial para tratar la enfermedad hepática alcohólica en las personas, pero se necesitarán más estudios.
La enfermedad hepática alcohólica incluye una amplia gama de enfermedades hepáticas, desde la simple esteatosis (hígado graso) hasta la enfermedad hepática terminal o cirrosis (muerte de las células hepáticas). La cirrosis hepática es una de las principales causas de muerte en todo el mundo, y el abuso de alcohol es responsable de aproximadamente la mitad de estas muertes. La necesidad de un tratamiento para la enfermedad hepática alcohólica es crucial.
El abuso del alcohol puede cambiar la comunidad de microorganismos, o microbioma, en el intestino. Favorece el crecimiento excesivo de bacterias y hongos, y también puede provocar una barrera intestinal permeable, que permite la entrada de sustancias en el torrente sanguíneo. Los estudios han relacionado los cambios en las comunidades fúngicas intestinales con otras enfermedades, pero las investigaciones relacionadas con la enfermedad hepática alcohólica se han centrado principalmente en las bacterias.
Un equipo dirigido por el Dr. Bernd Schnabl, de la Universidad de California en San Diego, y el Dr. Derrick Fouts, del Instituto J. Craig Venter, se propuso investigar el sobrecrecimiento fúngico en los intestinos y determinar su papel en la enfermedad hepática alcohólica. Su trabajo fue financiado en parte por los Institutos Nacionales del Abuso del Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA) de los NIH. El estudio se publicó en línea el 22 de mayo de 2017 en la revista Journal of Clinical Investigation.
Los investigadores alimentaron a ratones con una dieta líquida durante ocho semanas con un número creciente de calorías procedentes del alcohol (etanol). Los ratones de control recibieron el mismo número de calorías procedentes de la isomaltosa. La dieta que contenía etanol provocó daños en el hígado y un aumento de la proliferación de hongos en el intestino. También aumentó los productos fúngicos en la sangre del animal. Es probable que esto se deba tanto al aumento de las poblaciones de hongos como a las fugas del intestino.
Se sabe que los componentes de la pared celular de los hongos activan elementos inflamatorios del sistema inmunitario a través de un receptor llamado CLEC7A. Los investigadores examinaron esta vía inmunitaria en las células inmunitarias del hígado y encontraron altos niveles de actividad en los ratones alimentados con etanol. Los ratones sin CLEC7A, en cambio, estaban protegidos de la enfermedad hepática inducida por el etanol.
Cuando los investigadores trataron a los ratones con un fármaco antifúngico llamado anfotericina B, disminuyó el nivel de enfermedad hepática asociada al etanol. El fármaco redujo el crecimiento excesivo de hongos en el intestino, disminuyó los niveles de productos fúngicos en el torrente sanguíneo y amortiguó la respuesta inflamatoria.
En un estudio preliminar, los investigadores descubrieron que las personas dependientes del alcohol presentaban claras diferencias en sus hongos intestinales con respecto a las personas sanas. Las muestras de sangre revelaron una mayor exposición y respuesta inmunitaria a los productos fúngicos. Esta elevada respuesta inmunitaria se relacionó con la probabilidad de muerte en pacientes con cirrosis alcohólica. Sin embargo, será necesario un estudio más amplio para confirmar estos resultados.
Tomados en conjunto, estos resultados ilustran la importancia de los cambios inducidos por el alcohol en los hongos intestinales en la enfermedad hepática alcohólica. También sugieren que agentes antifúngicos como la anfotericina B podrían ser útiles como terapia. «Dado que fue tan eficaz en ratones, estamos interesados en probar la anfotericina B en pacientes con enfermedades hepáticas relacionadas con el alcohol, una población que necesita urgentemente nuevas terapias», afirma Schnabl.