Todos conocemos los grandes éxitos en cuanto a inteligencia en el reino animal, pero aquí hay algunas adiciones inesperadas.
Si te pidiera que nombraras las especies más inteligentes que existen, casi seguro que nombrarías al menos una de estas tres: chimpancés, elefantes y delfines. Aunque se trata de animales indudablemente inteligentes, hay algunas criaturas que quizá no reciban el reconocimiento que merecen. Puede que uno de ellos esté ronroneando en su regazo ahora mismo…
Los gatos domésticos
Los dueños de gatos de todo el mundo tendrán un sinfín de historias sobre los astutos planes de sus gatos para encontrar comida y evitar los baños; sin embargo, la capacidad de un gato para procesar y aplicar la información va mucho más allá de conseguir sabrosas golosinas y evitar el agua. Los gatos aprenden observando y repitiendo los comportamientos observados, de ahí el término «imitador». Una gata en particular, llamada Nora, ha demostrado la excepcional capacidad que tienen los gatos para convertir lo que ven en acción. Como su dueña se pasaba el día enseñando a los niños a tocar el piano, Nora se dio cuenta de la gran atención que su dueña prestaba a las notas que tocaban los niños, y no a Nora. Buscando siempre el foco de atención, Nora aplicó lo que había observado y se encaramó al piano. Golpeando las teclas con sus patas, al igual que los alumnos de piano, se vio inmediatamente colmada por la atención de su dueña y de los niños. Al tocar el piano, Nora ha sido capaz de observar y señalar la acción exacta que gana la atención, y representarla por sí misma, incluso replicando la forma en que un estudiante de piano se sienta para el deleite de todos los que la observan.
Ratas
Una presa favorita de nuestros gatos domésticos, las ratas, a menudo son relegadas a la categoría de plaga. Sin embargo, investigadores de África han entrenado a las ratas para que detecten el olor de la tuberculosis en muestras de saliva. Mediante una serie de ejercicios de adiestramiento, se enseña a las ratas a olfatear las distintas muestras y a alertar a sus entrenadores sobre qué muestras contienen tuberculosis. Las ratas fueron elegidas para este importante proceso porque no sólo pueden detectar los diferentes olores necesarios para identificar una muestra, sino que también son muy inteligentes y rápidas de entrenar. Una vez entrenadas, estas ratas sólo tardan 7 minutos en identificar con exactitud una muestra de tuberculosis, una tarea que a un científico humano le llevaría un día entero de pruebas.
Cerdos
De la detención de enfermedades a la detención de espectáculos, el cerdo Nellie demuestra cómo la inteligencia animal va más allá de la realización de trucos aprendidos. Cuando se le presentan una serie de retos, entre los que se encuentra el de colocar objetos de diferentes formas en un aro, Nellie utiliza su creatividad para intentar resolver el problema. Aunque se le ha enseñado a introducir objetos redondos en un aro redondo cuando se le pide, cuando se le presentan objetos que no son redondos, parece comparar la forma del objeto con el aro. Al decidir que el objeto no tiene la forma correcta y no cabe en el aro, decide no completar la tarea, a pesar de que su entrenador le pide que lo intente. La capacidad de Nellie para comparar formas nos da una idea de cómo los cerebros de los cerdos procesan la conciencia espacial y pueden resolver mentalmente diferentes tareas.
Así que la próxima vez que busque compañía inteligente, tal vez pruebe una clase de piano con un gato o un reto de conciencia espacial con un cerdo.
Por Alex Potter