La gota es una enfermedad común y dolorosa que afecta a las articulaciones. Se forman pequeños cristales dentro y alrededor de la articulación, lo que provoca inflamación, dolor e hinchazón. Estos cristales están formados por uno de los productos de desecho normales del organismo, el ácido úrico. Normalmente, el organismo elimina el ácido úrico sobrante a través de los riñones en la orina. Sin embargo, esto no ocurre con la suficiente rapidez en las personas con gota. Esto hace que los niveles de ácido úrico se acumulen y que se formen cristales.
¿Quién se ve afectado por la gota?
Hay dos grupos principales de personas que suelen verse afectadas por la gota:
- hombres de entre 40 y 50 años
- personas mayores que toman diuréticos (también conocidos como «píldoras de agua» o pastillas que ayudan al cuerpo a eliminar agua).
La gota en mujeres premenopáusicas es poco frecuente y es posible que su médico desee investigar más a fondo sus síntomas.
¿Cuáles son los síntomas?
Un ataque de gota suele aparecer muy rápidamente, a menudo durante la noche. La articulación se enrojece, se hincha y duele mucho. A menudo, la articulación es muy dolorosa al tacto. La gota suele afectar a una articulación a la vez, a menudo la del dedo gordo del pie. Otras articulaciones, como las manos, las muñecas, las rodillas, los tobillos y los codos, también pueden verse afectadas por la gota.
¿Qué la provoca?
La gota suele estar causada por los riñones, que no eliminan el ácido úrico del cuerpo con la suficiente rapidez. La gota es hereditaria, aunque no todos los miembros de la familia se ven afectados. Existen algunos factores relacionados con el estilo de vida que pueden aumentar el riesgo de padecer gota, como:
- el consumo de alcohol
- la deshidratación (no beber suficiente agua)
- el sobrepeso o el exceso de comida
- las dietas de choque o el ayuno
- la ingesta de determinados alimentos (véase la página siguiente).
Tomar diuréticos (comprimidos de agua) y/o padecer una enfermedad renal también aumenta el riesgo de desarrollar gota.
¿Cómo se diagnostica?
La gota se diagnostica al encontrar cristales de ácido úrico en el líquido extraído de la articulación. Su médico puede analizar su orina para ver si su cuerpo está eliminando las cantidades adicionales de ácido úrico. Los niveles de ácido úrico también pueden medirse mediante análisis de sangre, aunque no siempre son precisos. Los niveles de ácido úrico pueden ser normales o incluso disminuir durante un ataque de gota. Los análisis de sangre son más útiles para descartar otros tipos de infecciones articulares o artritis. Las radiografías suelen ser normales en las primeras fases de la gota, por lo que no son muy útiles para diagnosticarla.
Prevención
La buena noticia es que la gota puede prevenirse. Hable con su médico sobre las formas de prevenir la gota, incluyendo:
Medicamentos: Existen medicamentos que pueden reducir los niveles de ácido úrico en la sangre. Estos medicamentos deben tomarse todos los días, tanto si tiene un ataque como si no.
Alcohol: Reduzca la cantidad de alcohol que bebe y evite beber mucho alcohol de una sola vez (borrachera). Hable con su médico o visite www.alcohol. gov.au para conocer las directrices del Gobierno australiano sobre la ingesta recomendada de alcohol.
Pérdida de peso: Si tiene sobrepeso, pierda peso gradualmente. Asegúrese de llevar una dieta saludable, ya que las dietas de choque o de hambre pueden aumentar los niveles de ácido úrico. Consulte a un dietista para que le aconseje.
Cambios en su dieta: Se cree que algunos alimentos pueden desencadenar ataques de gota. Estos alimentos suelen contener altos niveles de purinas, una sustancia que puede convertirse en ácido úrico en el organismo. Sin embargo, no se cree que todos los alimentos ricos en purinas causen gota. También hay muy pocas pruebas científicas de que evitar los alimentos ricos en purinas pueda reducir con éxito los ataques de gota. Consulte la hoja informativa sobre la gota y la dieta para obtener más información sobre cómo reducir el riesgo de ataques de gota mediante cambios en la dieta. La seudogota se confunde a menudo con la gota, ya que provoca síntomas similares. Sin embargo, es el resultado de la formación de un tipo diferente de cristales, llamados cristales de pirofosfato de calcio, en la articulación. Estos cristales tienden a formarse en el cartílago, el revestimiento liso que recubre los extremos de los huesos. La seudogota se diagnostica al encontrar cristales de pirofosfato cálcico en el líquido de una articulación afectada. Es una enfermedad distinta de la gota y puede requerir un tratamiento diferente.