Elegir con prudencia:

La exposición a los opiáceos en el útero puede conllevar riesgos para el bebé, como el síndrome de abstinencia neonatal y/o déficits de desarrollo que afectan al comportamiento y a la cognición.El uso de opiáceos por parte de las mujeres embarazadas aumentó drásticamente, pasando de 1,19 por cada 1.000 nacimientos en el hospital en 2000 a 5,63 por cada 1.000 nacimientos en 2009. Los opioides de prescripción se encuentran entre los medicamentos más eficaces para el tratamiento del dolor. Sin embargo, el uso regular o prolongado de opioides puede crear dependencia física y, en algunos casos, adicción. Es posible que las mujeres a las que se les prescriben opioides durante el embarazo, o que siguen utilizándolos, no comprendan los riesgos que corren ellas mismas o sus bebés.Las mujeres embarazadas y sus fetos son una población intrínsecamente vulnerable, y la dependencia de los opioides aumenta su vulnerabilidad. Las mujeres que consumen opiáceos durante el embarazo presentan mayores tasas de depresión, ansiedad y enfermedades crónicas, así como un mayor riesgo de parto prematuro, crecimiento fetal deficiente y mortinatalidad.Las mujeres que consumen opiáceos durante el embarazo tienen cuatro veces más probabilidades de sufrir una estancia hospitalaria prolongada en comparación con las que no los consumen e incurren en un coste por hospitalización significativamente mayor.El síndrome de abstinencia neonatal se produce en los recién nacidos que están expuestos a sustancias, normalmente opiáceos, mientras están en el vientre de sus madres. La exposición en el útero a estas sustancias puede hacer que el recién nacido experimente síntomas de abstinencia después del nacimiento. Los síntomas del síndrome de abstinencia neonatal varían en función del tipo y la cantidad de la sustancia que haya consumido la madre, del modo en que la madre y el feto metabolicen la droga y del tiempo que la madre haya consumido la droga. Los síntomas del síndrome de abstinencia neonatal van desde manchas en la piel y estornudos hasta complicaciones respiratorias, bajo peso al nacer, prematuridad, dificultades de alimentación, irritabilidad extrema y convulsiones.