Durante gran parte de su existencia, los modelos Impreza y WRX de Subaru han sido hermanos extremadamente cercanos. Pero esos días han terminado. De hecho, el rediseño de 2017 del primero hizo que ahora esté basado en una plataforma diferente a la del segundo, que se actualizó por última vez allá por 2015.
Y este distanciamiento familiar está llamado a crecer, pues Subaru ya ha señalado su intención de que ambos modelos se beneficien cada uno de su propia imagen. Y será aún más llamativo cuando la próxima generación del WRX y su versión más llamativa, el WRX STI, se lancen en algún momento de 2022.
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Mientras tanto, todavía hay algunas similitudes entre los modelos, ya que los papeles de la separación no se han firmado formalmente – por así decirlo. Echamos un vistazo a ellas, así como a las diferencias cada vez mayores entre ambos, que han creado experiencias divergentes para quienes los conducen.
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Características de la familia
Estéticamente, sigue siendo fácil confundir los modelos, porque además de su formato compartido, hay varias similitudes en el salpicadero, ya sea la altura de los faros, el tamaño de la parrilla o los espacios reservados para los faros antiniebla. Sin embargo, las diferencias son lo suficientemente notables como para que, a la vista, quede claro que estamos ante dos criaturas distintas con personalidades diferentes.
Y todo comienza, obviamente, con la toma de aire en el capó del WRX. Completamente funcional, ese elemento está ahí para llenar de oxígeno el motor turbo del WRX. En la parte trasera, el gran indicador es el alerón trasero de esta versión revolucionada.
A bordo, se puede ver la evolución de la distribución interior desde el Impreza de la generación anterior (y el WRX) hasta el modelo actual. Una característica que se ha mantenido, y que por tanto se encuentra tanto en el Impreza como en el WRX actuales, es la parte superior integrada en el salpicadero, que sirve de complemento a la consola central. Dicha consola incluye una pequeña pantalla de visualización de datos que proporciona al conductor información sobre una serie de características, como el consumo de combustible y la configuración de la tracción total.
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Los sistemas multimedia, por su parte, son los mismos que antes. Aunque su facilidad de uso es innegable, también lo es su dudosa fiabilidad. Durante mis tres últimas pruebas de un producto Subaru, tuve problemas. Una vez, el sistema de sonido decidió tomarse un descanso de 24 horas. En otra ocasión, el sistema cambiaba constantemente entre las fuentes de audio (FM, Bluetooth, Sirius XM), como si algún botón virtual estuviera atascado, sin que yo hubiera pulsado o tocado nada. El problema surgió varias veces durante mi semana de pruebas.
Esto es algo que los compradores potenciales deben tener en cuenta. ¿La respuesta de Subaru cuando planteé el problema? «Somos conscientes de ello». Vale, bien. Eso es un comienzo.
Las diferencias
Son más numerosas, y crecen en número cada año. Vamos con la más obvia, que es la mecánica llamada a impulsar los coches. Con el Impreza, tienes un motor de 4 cilindros de 2.0L atmosférico con 152 CV y 145 lb-pie de par. Se le puede asociar una transmisión manual de cinco velocidades (sí, todavía existe), así como una transmisión continuamente variable (CVT).
El WRX existe en un plano ligeramente diferente, digamos. También hay un motor de 4 cilindros de 2.0L bajo el capó, pero está turboalimentado y entrega 268 CV y 258 lb-pie de par. Una caja de cambios manual de seis velocidades está disponible, así como una CVT.
La presencia de esta última unidad en la oferta del WRX no tiene sentido, por supuesto. ¿Qué se piensa al producir un coche diseñado para dar placer, sólo para equiparlo con una caja de cambios que es el equivalente a pensar en verduras podridas durante el sexo? Si optas por este coche, elige la caja de cambios mecánica, ¡por favor!
En cuanto a las prestaciones del WRX, como habrás adivinado, son fundamentalmente diferentes. Mientras que el Impreza ofrece lo necesario para moverse en el día a día, el WRX otorga ese pequeño extra para ofrecer una conducción mucho más dinámica. Dicho esto, el chasis del modelo más estable es bastante robusto, y el manejo sigue siendo sólido y tranquilizador. El segundo tiene un tacto más rígido, sin duda. La adrenalina también está ahí. De hecho, conduzca los dos modelos uno tras otro y, estrictamente por sus méritos como máquina de conducir, el WRX será difícil de resistir.
¿Y la variante más potente, el WRX STI? Está un poco en la cornisa, en mi humilde opinión. No tanto por su potencia (310 CV y 290 lb-pie de par son buenos pero no extremos), sino porque constituye un potencial desaprovechado dadas las carreteras canadienses y los límites de velocidad. ¿Qué sentido tiene tener en las manos un modelo que puede pasar de 0 a 100 km/h en menos de 5 segundos? Y eso sin tener en cuenta el hecho de que los ocupantes son golpeados con tanto entusiasmo en el habitáculo que puede convertirse en un verdadero problema. A menos que tengas 20 años…
Conclusión
A pesar de sus similitudes y del hecho de que son criaturas hechas por el mismo fabricante (y ocupan el mismo nicho, tipo de vehículo y dimensiones), las diferencias entre los modelos Impreza y WRX son más significativas que las similitudes. Los indicadores visuales te dicen que estás en una especie de coche igual, pero al volante, las personalidades de ambos modelos son diametralmente opuestas.
Probablemente tanto como la de sus compradores.
