El shock de la muerte: cómo recuperarse cuando un ser querido muere repentinamente

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Fuente: Photo by Cristian Newman on Unsplash

Te cambia para siempre. Llega la noticia y el tiempo se detiene.

Hay pocas cosas en la vida tan devastadoras como la muerte repentina de un ser querido. Mientras tu mundo se convierte en un caos y te inunda la desesperación, te sientes como si estuvieras atrapado en una pesadilla y no pudieras despertar:

«¿Cómo ha podido pasar esto? No puede ser verdad!»

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Una muerte repentina hace añicos nuestra sensación de seguridad

Preferimos creer que nuestros seres queridos están a salvo de cualquier daño. Suponemos que los accidentes y las enfermedades los obviarán. Por eso, cuando la tragedia nos golpea de repente, entramos en shock. Todo nuestro ser vibra con una sola palabra: ¿Por qué?

Una muerte repentina te sacude hasta la médula. No puedes apartarte de ella; no puedes razonar con ella. Sabes que la vida nunca volverá a ser la misma. (ver «Cómo recuperarse cuando la vida te aplasta»)

Procesando la muerte: Las cinco etapas del duelo

Kubler Ross’ identificó cinco etapas del duelo para proporcionar un marco de trabajo para el procesamiento de la muerte. Ross pasó gran parte de su vida trabajando con pacientes terminales. Si bien estas etapas no son universales, ni se producen al mismo tiempo, pueden ser útiles para pensar en el duelo.

1. Negación: Usted experimenta conmoción e incredulidad, frecuentemente acompañadas de entumecimiento, desapego o disociación. Puede centrarse en los hechos o mantenerse ocupado, cualquier cosa que le permita retrasar la experiencia del dolor y la desesperación que le ha causado la pérdida de su ser querido.

2. Ira: La rabia surge en usted. Puede dirigir su ira hacia los médicos, los amigos, los cónyuges, los hermanos, la sociedad o incluso hacia usted mismo. Pero cuando la ira se fija en la culpa, ofrece poco consuelo. Cuando la culpa desaparece, el dolor regresa. La ira también desencadena una crisis de fe, rabia contra un Dios que permite que ocurra algo tan horrible. Incluso puedes sentirte enfadado con el fallecido por haberte abandonado.

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3. Negociación: En un intento de aliviar el dolor de tu pérdida, tratas de negociar con ella. Puedes hacer cambios o promesas repentinas, como: «Voy a ser mejor persona» o «Voy a honrar su memoria cambiando mis costumbres». Pero esas promesas impulsadas por el dolor son difíciles de cumplir. El regateo ayuda a suavizar su rabia y es su primer intento de asimilar la pérdida.

4. Depresión: Después de pasar por la negación, la ira y la negociación, la dolorosa realidad de la situación se hunde. La depresión te empuja hasta que te derrumbas bajo su peso. Todo parece inútil. El agotamiento te atormenta. Es posible que vuelva a caer en hábitos autodestructivos como comer en exceso, dormir o aislarse. Estos patrones ya existían en tu vida antes de la pérdida y con frecuencia aumentan durante la etapa de depresión.

Los fundamentos

  • Entender el duelo
  • Buscar un terapeuta para sanar el duelo

5. Aceptación.

Empiezas a aceptar tu nueva realidad. Reconoces que, aunque todo ha cambiado, debes seguir viviendo. Empiezas a encontrar momentos de paz interior. Tal vez te reconforten los recuerdos, en lugar de sentirte deprimido o herido por ellos. Puede que sueñes con tu ser querido o que hables con él o ella en tu mente. Empieza a buscar nuevas relaciones.

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El camino hacia la recuperación de la pérdida

Las etapas del duelo pueden durar meses o años. Cada persona pasa por ellas de forma diferente. Para ayudarte a recuperarte, ten en cuenta las siguientes sugerencias:

1. Busque apoyo: Una comunidad de amigos y familiares puede ser un gran consuelo después de una pérdida. Acepte cualquier alivio que puedan ofrecerle y no tenga miedo de pedir más.

2. Busque ayuda: El aislamiento después de una pérdida es común, pero el exceso de éste genera depresión. Acérquese a otras personas, inscríbase en un grupo de duelo o encuentre una comunidad religiosa o una práctica de meditación que le ofrezca paz.

3. Mantenga el autocuidado: Manténgase activo, explore nuevos hábitos como el ejercicio, el diario o el yoga. Encuentre una manera de salir de su dolor siendo más creativo, como tomar una clase, ir a conciertos inspiradores o visitar galerías.

Las lecturas esenciales del duelo

4. Encuentre el significado: Hay un hermoso libro nuevo escrito por David Kessler, «Finding Meaning: The Sixth Stage of Grief» (Encontrar el sentido: la sexta etapa del duelo). En él, habla de cómo la pérdida de su hijo de 21 años a causa de una sobredosis dio paso a profundidades de dolor que nunca había conocido. Libros como éste pueden ser un gran consuelo para ayudarte a darte cuenta de que no estás solo. También te ofrecen algunas herramientas para ayudarte a recuperarte.

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5. Empieza de cero: En algún momento, tendrás que tomar una decisión: ¿Dejas que el dolor encoja tu vida y te mantenga como rehén o intentas seguir adelante? Tuve un amigo cuyo hijo murió instantáneamente cuando un coche le atropelló mientras iba en monopatín. Fue tan impactante que incluso ahora, cuando pienso en ello, veinte años después, la tristeza me invade. Mi amigo salió de su proceso de duelo como una persona cambiada. Publicó una hermosa carta en un periódico local dirigida a su hijo, celebrando y agradeciendo el tiempo que habían pasado juntos. En la carta, compartió que su hijo era donante de órganos y escribió: «Sus ojos devolvieron la vista a alguien que no podía ver. Sus pulmones respiran ahora en otro cuerpo». Fue un hermoso homenaje.

Cuando le pregunté cómo encontró la fuerza para seguir adelante, dijo: «Decidí que la mejor manera de honrar a mi hijo, era vivir una vida feliz. Estoy seguro de que eso es lo que él querría»

Nadie se recupera del todo de la muerte repentina de un ser querido. A todos nos cambian esas pérdidas. Pero no hay que abandonar la batalla para seguir adelante. Un duelo que se honra y se procesa plenamente suele dar lugar a un mayor aprecio y compromiso con la vida.