Diagnóstico del dolor de cuello provocado por la espondilitis anquilosante

Para cuando la espondilitis anquilosante empieza a provocar dolor y rigidez en el cuello, es probable que los mismos síntomas ya estén presentes en la parte baja de la espalda. La espondilitis anquilosante casi siempre comienza en la parte inferior de la espalda (columna lumbar) y en las articulaciones sacroilíacas muchos meses o años antes de llegar al cuello (columna cervical).

Aunque los síntomas suelen comenzar en la parte inferior de la columna vertebral, muchas personas empiezan a experimentar dolor en el cuello a causa de la espondilitis anquilosante antes de recibir un diagnóstico de la enfermedad.

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Diagnóstico de la Espondilitis Anquilosante

No existe ninguna prueba o síntoma que pueda diagnosticar oficialmente la espondilitis anquilosante. En cambio, se diagnostica siguiendo un proceso de recopilación de pruebas que apuntan cada vez más a la espondilitis anquilosante mientras se descartan otras afecciones.

Véase Diagnóstico del dolor de cuello

Este proceso de diagnóstico suele incluir cuatro pasos generales:

  • Historia del paciente. En la consulta del médico se recoge información sobre el historial médico general, los síntomas actuales y el estilo de vida, como los niveles de actividad y los hábitos alimentarios.
  • Examen físico. Se observa la postura del paciente para detectar cualquier anomalía que sugiera una degeneración de la columna vertebral, como por ejemplo si la cabeza no puede alcanzar la pared mientras está de pie con la espalda apoyada en la pared. Además, el médico puede palpar (tocar) el cuello y la espalda a lo largo de la columna vertebral en busca de zonas de sensibilidad o tensión, y se examina la amplitud de movimiento de la caja torácica y la columna vertebral para detectar cualquier signo de movilidad reducida.
  • Estudio de imagen. Una imagen de rayos X que muestra la inflamación de las articulaciones sacroilíacas (que conectan la parte inferior de la columna vertebral con la pelvis) ha sido tradicionalmente un factor clave en el diagnóstico de la espondilitis anquilosante. Sin embargo, a veces una radiografía no puede captar estos cambios en la articulación sacroilíaca hasta años después de que hayan comenzado los síntomas. Otros métodos para ver la columna vertebral pueden detectar antes los cambios de la espondilitis anquilosante, como la resonancia magnética o la tomografía computarizada, pero también son más caros.

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  • Análisis de sangre. Estos análisis pueden detectar marcadores inflamatorios y factores de riesgo genéticos, que podrían indicar una mayor probabilidad de padecer espondilitis anquilosante. Por ejemplo, la mayoría de las personas con espondilitis anquilosante son portadoras de un gen denominado HLA-B27, por lo que su detección puede ser útil para confirmar el diagnóstico cuando los síntomas ya están presentes.1

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Diagnóstico retrasado de la espondilitis anquilosante

Muchas personas con espondilitis anquilosante no reciben un diagnóstico en los primeros años de su aparición, posiblemente porque los síntomas iniciales pueden ser relativamente manejables y la falta de antecedentes familiares de la enfermedad dificulta el diagnóstico.2 Sin embargo, el hecho de que la espondilitis anquilosante se diagnostique antes que después puede ralentizar la progresión de la enfermedad.3

  • 1.Visión general de la espondilitis anquilosante. Sitio web de la Asociación de Espondilitis de América. Publicado en junio de 2016. Consultado el 29 de enero de 2018.
  • 2.Dincer U, Cakar E, Kiralp MZ, Dursun H. Retraso diagnóstico en pacientes con espondilitis anquilosante: posibles razones y propuestas de nuevos criterios diagnósticos. Clin Rheumatol. 2008; 27(4): 457-62.
  • 3.Haroon N, Inman RD, Learch TJ, et a. The impact of TNF-inhibitors on radiographic progression in ankylosing spondylitis. Arthritis Rheum. 2013; 65(10):2645-54.