El constructo de desequilibrio psicológico tiene una historia tan larga como la propia erudición psicológica. El desequilibrio psicológico es un estado aversivo y motivador que conduce a una constricción mental basada en la adaptación y centrada en el restablecimiento del equilibrio -incluyendo la activación de creencias de medios-fin sobre cómo se puede restablecer el equilibrio (Cannon, 1932; Piaget & Inhelder, 1958; Raup, 1925). Esto está en consonancia con la teorización de Tolman (1932) de un estado pulsional elevado, la conceptualización de Barker, Dembo y Lewin (1941) de la regresión, y los estudios recientes sobre la teoría de la gestión del terror (por ejemplo, Arndt & Solomon, 2003). El retorno al equilibrio se convertirá en el objetivo principal, ya que los procesos de adaptación de todo el sistema se comprometen con el objetivo de maximizar la probabilidad de retorno al equilibrio (para una conceptualización similar, véase Arndt & Solomon, 2003; Lewin, 1946; Perls, Hefferline, & Goodman, 1951). El desequilibrio psicológico y el malestar resultante persistirán hasta que se recupere el equilibrio psicológico. Como señala Tolman, «el impulso final es la eliminación de la condición fisiológica impulsora (o la prevención de la lesión o interferencia fisiológica)» (1926, p. 354). Para restablecer el equilibrio psicológico, los sistemas conductuales de las personas se adaptan para maximizar la probabilidad de éxito percibida, incluyendo la activación automática de los estados de meta deseados (es decir, los resultados que se perciben como asociados a la saciedad de la meta y al equilibrio psicológico) y la activación automática de las creencias sobre los medios y los fines (es decir, los caminos percibidos a través de los cuales se puede alcanzar el estado de meta deseado, Tolman, 1932). Como el desequilibrio psicológico, o la perturbación de la homeostasis (Britt & Janus, 1940) puede surgir como resultado de múltiples acontecimientos (por ejemplo, el hambre, la excitación sexual, la anticipación de un evento futuro que se interpreta negativamente), la TGD utiliza el término perturbación de la meta para referirse exclusivamente a un estado de desequilibrio psicológico causado por una violación de la expectativa de meta. Específicamente, la TGD postula que la disrupción de la meta es un estado persistente de desequilibrio por el cual los procesos adaptativos, promulgados como resultado de la violación, influyen en los pensamientos y acciones de la persona con el objetivo final de sobrevivir y recuperar un sentido de equilibrio.